Cuando preparábamos ayer la edición que usted tiene en sus manos y salió el tema de Ucrania, con la movilización de tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Europa del Este, donde otrora reinaba el Pacto de Varsovia, el discurso de la Rusia de Putin trajo a la mesa el de Hitler en la película Múnich: en vísperas de la guerra (Netflix, 2021), dirigida por Christian Schwochow y basada en un libro de Robert Harris.
Corría 1938, el dictador alemán era el terror del barrio europeo y Gran Bretaña estaba preocupadísima porque un ataque nazi a Checoslovaquia la obligaría, junto con Francia, a declarar la guerra. Jeremy Irons en el papel del primer ministro Neville Chamberlain urde, sin consultar a su cancillería, pedir a Benito Mussolini intermediación para que convoque a una cumbre y sacar a Hitler el compromiso de no invasión.
El caso es que la trama se entretiene más en un juego de espías entre dos chicos educados en Oxford que ahora sirven para distintos frentes, pero ambos con la convicción de que el alemán es un demente que debe ser frenado y buscan sin éxito un mayor involucramiento del premier británico. Con unos diálogos extraordinarios en boca del dictador, el suspense se basa en la narrativa de negación de una invasión inminente que puede desatar la Segunda Guerra Mundial.
Han pasado dos semanas de que Rusia, de vuelta al siglo XXI, niega una y otra vez intención alguna de invadir Ucrania, pese al despliegue de cien mil soldados en la frontera y la movilización de fuerzas occidentales en las vecinas Polonia y Rumania, además de la entrega de armamento a las fuerzas de Kiev. Si usted añade a este caldo de cultivo el disparo del precio del petróleo, el coctel molotov está listo. Hoy tienen llamada telefónica Joe Biden y Vladímir Putin y de su resultado dependerán mucho los acontecimientos por venir.
En el filme referido, Hitler incluso firma un “acuerdo” con los británicos en el que se compromete a la paz. Imagínese usted. En la vida real, la Segunda Guerra Mundial comenzó un año después.
Alfredo C. Villeda
@acvilleda