Cultura

La resortera y las protestas “fresas”

Una resortera puede ser un juguete, lo era en los años de mi infancia en el barrio del Olivar del Conde, pero también un arma que acaso inflija algún daño, desde un moretón hasta una descalabrada y solo algo más grave en caso de pegar el proyectil, siempre pequeñas piedras, en el ojo de algún infortunado cristiano. Común en aquellos años setenta, los chicos la portaban en la bolsa posterior de sus pantalones y los blancos habituales solían ser, más bien, animalitos que abundaban entonces por esos lugares, más allá de la fauna doméstica, como pajarillos, ardillas, cacomixtles, halcones y ratones.

Los balines, en cambio, son algo más serio, porque siendo metálicos y lanzados a gran velocidad por las resorteras sí pueden resultar más dañinos que una piedra. Las resorteras para la mayoría pobre eran de manufactura doméstica, esculpidas, si se me permite la expresión, con una navaja por los chicos mayores que obtenían de los árboles ramas óptimas para trabajar la madera hasta pulir la horqueta ideal. Después se le sujetaban ligas anchas de colores variados y un cuero que servía para colocar la munición. Había quien se podía costear una ya hecha en algún local del mercado de la calle Mario Moreno.

El diccionario de la Real Academia presenta “resortera” como sinónimo de “honda”, siendo que la estructura y la mecánica de lanzamiento de proyectiles de ambas difiere de forma significativa, pues mientras la primera requiere de la horqueta ya mencionada, ligas y un cuero para sostener la piedra, es decir, una figura parecida a una Y griega, la otra se basa en una tira de cuero para lanzar con el puro impulso del brazo la munición al estilo, más o menos, del lanzamiento de martillo del atletismo, pero con una sola mano.

Recordé todo esto porque hacía años que no veía una resortera hasta que apareció el Presidente con una cuya pertenencia atribuyó a los normalistas y grupo de compañía que lanzaron una camioneta de la CFE contra una puerta lateral de Palacio Nacional, la semana pasada, que por fortuna no pasó a mayores, salvo los daños materiales. Y no entendí cómo fue que, después de quejarse del particular, dijera que las protestas de esos chicos son “fresas” comparadas con las que él protagonizaba.


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Alfredo Campos Villeda
  • Alfredo Campos Villeda
  • Director de @Notivox Diario. Autor de #Fusilerías y de los libros #SeptiembreLetal y #VariantesdelCrepúsculo. Lector en cuatro lenguas. / Escribe todos los viernes su columna Fusilerías
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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