El poeta Omar Jayam veneraba tanto el vino como el filósofo Friedrich Nietzsche la cerveza. No se diga Edgar Allan Poe o Charles Baudelaire. ¿Qué tal otro Charles, Bukowski? ¿O Ernest Hemingway, cuya silla favorita del bar La Bodeguita del Medio en La Habana hoy cuelga del techo? Amélie Nothomb se ha declarado “la mejor bebedora de champaña de todos los tiempos”. Y hay una infinidad de ejemplos.
Sin embargo, de cuántos hay realmente testimonio o prueba de que acometieran la tarea de escribir en medio de un estado de embriaguez. Puede recordarse sin temor a errar a Winston Churchill, estadista antes que creador si usted quiere, pero al final de cuentas ganador del Premio Nobel de Literatura. Ni más ni menos.
Acaso porque salir con éxito de esa doble dinámica, beber y emprender tus tareas a un tiempo, es sólo para genios en el caso de las letras, como recordaba Mario Vargas Llosa cuando evocaba las correrías con sus “compadres” Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar en París, donde el argentino se les perdía a media juerga para irse a escribir un capítulo de Rayuela. Imagine usted.
Un querido profesor universitario de cine y literatura ya fallecido, Gustavo García, nos invitaba a hacer un experimento. “Ya que se creen Edgar Poe —nos decía con no poco sarcasmo, palabras más, palabras menos—prueben esto: cuando acaben una borrachera, saquen una hoja y pónganse a escribir, a mano o en su máquina, y se darán cuenta al otro día que el único resultado será un montón de pendejadas”.
Quizá suceda lo mismo en el deporte. Maradona jugaba el domingo, se bañaba y no lo volvían a ver en el campo de práctica del Nápoles hasta el miércoles, porque la juerga de aquel genio del futbol con sus cuates duraba días, y valga rescatar aquí el caso de Calvin Johnson, Megatron, receptor inmenso de Detroit, ya retirado, quien acaba de confesar que fumaba mariguana antes de cada juego para sobrellevar en su última temporada el dolor que implica jugar en la NFL.
Me pregunto, entonces: ¿serán unos genios de la política los fosfo-fosfo, que mezclan el placer del trago con el quehacer político a juzgar por el patrón de conducta exhibido en video por tercera vez, primero Luis Donaldo Colosio y después Samuel García y Jorge Álvarez Máynez por partida doble? ¡Salud!
