El sábado concluye el Diplomado en Literatura que coordino para el Centro de las Artes, gracias a la voluntad institucional de la Secretaría de Cultura del Estado de Hidalgo.
Y no podría estar más contento. Creo que, además de la necesaria y obligada promoción que las instituciones, operarixs, entusiastas y gestores culturales hacen de obras y autorxs, es importante ofrecer también espacios de reflexión crítica y teórica de la literatura.
Más allá de la formación que, hasta el momento, se ha centrado en talleres en los que se ofrece una visión más o menos experta (o al menos informada) para encontrar las deficiencias y fortalezas de nuestras escrituras, creo que es indispensable poner en el escenario perspectivas críticas que le permitan a una nueva generación de escritorxs hidalguenses, primero, reflexionar sobre su propia obra de manera objetiva y en términos que le permitan dialogar con otras tradiciones e insertarse en otros circuitos literarios, y, segundo, generar discursos que superen la autocomplacencia a la que nos condena escribir en un ambiente en el que, prácticamente, todos nos conocemos aunque sea de oídas.
Durante la pandemia hemos experimentado una abrumadora sobreoferta cultural que, si bien es criticable, también es síntoma de una comunidad artística vigorosa y diversa.
Supongo que las instituciones no deben dejar pasar este momento de convergencia de voluntades, esfuerzos y talentos.
Y ser lo suficientemente responsables para no generar una escisión en la comunidad y comprender que, necesariamente, cualquier proyecto cultural verdaderamente exitoso va más allá del tiempo de las personas y las administraciones.
@eljalf