El mandato estatutario del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para ejercer el voto universal, libre, directo, secreto, personal e intransferible en la elección de las Directivas Seccionales Sindicales representa un avance en la posibilidad de un ejercicio democrático sin precedentes en el SNTE. En el caso de Hidalgo este ejercicio se desarrollará en próximos días, con lo cual es necesario apuntar algunas ideas que permitan configurar con mayor claridad la elección razonada que haga cada uno de trabajadores de la educación.
En primer lugar, es pertinente comprender que el ejercicio democrático debe fundarse en una noción de “democracia incluyente, participativa y plural” que no lo reduzca a un sentido meramente electorero, es decir, no basta con la elección de una planilla (reducida a una sola persona como expresión de una concentración de un “ser todopoderoso”). “La democracia es una forma de vida y no un punto especifico en el tiempo. Es un viaje y una promesa” (PNUD, 2002) Percibida así la democracia adquiere su sentido real como praxis y no como retórica. Es pertinente entonces generar los espacios y ambientes propicios para que los trabajadores de la educación participen y decidan razonadamente en los niveles que corresponden a sus decisiones.
En segundo lugar, la ausencia de un proyecto sindical es preocupante. El sentido electorero con que se conducen algunas de las planillas (ponderando promesas de mejora laboral inmediata o beneficios económicos eventuales) ha generado que se obvie la discusión de temas de mayor relevancia: las implicaciones de la Reforma Laboral de 2011 y 2019; el abandono en la atención de una política salarial estable en lugar de los bonos y estímulos; la democracia sindical interna; la corrupción sindical que violenta los derechos laborales de la base y beneficia a los integrantes de las dirigencias (cuestión que las mismas planillas han hecho pública); la jubilación de los trabajadores y la atención a los jubilados; la distribución de cuotas sindicales y su uso; el financiamiento educativo; y por supuesto, el sentido corporativo del SNTE. Anteponer la construcción de un Proyecto Sindical incluyente, participativo y plural, a una elección pensada en una persona, permite que sea un dispositivo para transitar hacia una cultura sindical más democrática.
En tercer lugar, un verdadero ejercicio democrático nos puede llevar a superar las crisis que en su momento identificó la UNESCO como relevantes en la vida sindical: una crisis de representatividad ante las bases y ante sus interlocutores patronales; una crisis de cultura sindical, que solo reproduce concepciones, prácticas y relaciones; una crisis de protagonismo público, por su reducida participación en la agenda política y económica del país; y una crisis de participación política, que ha hecho que el SNTE sea una entidad dependiente y pasiva en la transformación social en curso. (UNESCO, 1997).
En cuarto lugar, el corporativismo sindical. Tradicionalmente, las prácticas sindicales se han caracterizado por un orden burocrático y verticalista que se niega a transitar hacia escenarios más progresistas y democráticos. Son prácticas corporativas en tanto reflejan el uso, costumbres, tradiciones, comportamientos y arreglos cotidianos de tipo providencial, clientelista y patrimonial, en tanto que han marcado todo un periodo de la vida educativa en México.
Y en quinto lugar, la historia sindical. Es pertinente tener presente el origen, su desarrollo, su presente y el escenario futuro que deseamos para el SNTE. Pensar y reflexionar en la historia del SNTE, significa tener presente los logros, pero también los olvidos. Tener presente el papel de comparsa que ha jugado desde la instauración de políticas neoliberales que llevaron a pauperización de la profesión docente y a la decadencia de las condiciones laborales de los trabajadores de la educación.
La reflexión de estos puntos, y otros más, nos puede permitir un voto razonado, orientado por la idea y deseo de un SNTE más democrático, más incluyente, más participativo, más plural, que no se expresa en una persona sino en un proyecto de vida sindical.
Alfonso Torres Hernández