El pensamiento crítico como un eje articulador en la propuesta del Marco Curricular 2022 constituye una ruptura clara con el enfoque basado en competencias que ha dominado el currículum oficial en las últimas décadas. Se trata, sin duda, de incursionar en un discurso político-pedagógico diferente que orienta sus sentidos hacia cuestiones que tienen que ver con la emancipación, el humanismo, la justicia social, la democracia, la colectividad, lo comunitario, entre otros.
En el contexto sociohistórico que actualmente vivimos se requieren de nuevas miradas hacia la diversidad de acontecimientos sociales y que invariablemente guardan una relación con el campo educativo. La escuela y la práctica docente no puede ser ajeno a ello.
La relación pedagógica entre el maestro y alumno tiene que replantearse para distanciarse de modelos de enseñanza anclados en el tradicionalismo y ortodoxia del pensamiento que lo único que han generado es una sedimentación y rutinización de las prácticas escolares. En la esencia de la relación pedagógica se encuentra la semilla que puede germinar en un campo amplio de pensamiento y acción que permita entonces la posibilidad de construcción de una razonabilidad que enfrente las problemáticas sociales con mayor sentido.
Lo anterior supone una docencia adscrita al paradigma de la complejidad, donde los fenómenos educativos se consideran inacabados, y el pensamiento no es lineal, sino que se ubica en campo multirreferencial con diversos sentidos y direcciones. La intervención docente se sitúa y comprende entonces como una acción que posibilita en ellos mismos un desarrollo metacognitivo sobre su práctica, es decir, se acompaña de un proceso de reflexión-acción-reflexión permanente.
Para Dussel (2016), el pensamiento crítico es la capacidad que desarrollan las niñas, niños y adolescentes para interrogar la realidad y oponerse a la injusticia, la desigualdad, el racismo, el machismo, la homofobia y todas aquellas formas que excluyen e invisibilizan a los otros y que pasan inadvertidas por considerarse “normales”, pero que en realidad son construcciones históricas que se generaron a partir de diversas formas de explotación, control del trabajo y relaciones de género. (SEP, 2022) En esta idea, se expresa con puntualidad la intención del Marco curricular propuesto, toda vez que se asocia con puntualidad a las aspiraciones, explicitas e implícitas, de construcción de una ciudadanía diferente, que responda a las demandas sociales más sentidas de nuestros días: justicia, equidad, igualdad, inclusión, democracia.
El pensamiento crítico implica crítica y una claridad en el posicionamiento pedagógico que asumamos, y para ello, se requiere cultivar nuestra lectura del mundo, a través de la mirada de diversos autores y de espacios de diálogo y conversación con los otros, que pueden ser afiliados a nuestro pensamiento o no, a nuestro posicionamiento o no. La cuestión, es generar espacios donde las ideas sobre los acontecimientos educativos sean el centro.
Ofrecer nuestros argumentos y escuchar a los otros. Esta acción es la que nos puede llevar a la construcción colectiva de pensamiento, a la constitución de comunidades. En paralelo a ello, los procesos formativos deben abordar con mayor profundidad las cuestiones que explican una construcción curricular: sus fines, sus políticas, sus programas, sus planes y su concreción.
Sobre esta premisa, es pertinente dar un giro a la didáctica que desarrollamos para impregnar nuestra acción educativa de sentido colectivo y no individualista. Las niñas, niños y adolescentes requieren de espacios donde se les escuche, donde potencien su creatividad y juicio crítico, y la escuela debe ofrecerles eso, no limitarlos en su desarrollo y en la búsqueda de respuestas.
Desarrollar el pensamiento crítico en los alumnos es pensar en desarrollar su razonabilidad, y ello no implica únicamente la cuestión cognitiva sino también en la sensibilidad al contexto y a la capacidad para analizar las situaciones presentes en su entorno social, además de fortalecer su valores y creatividad, es decir, el pensamiento crítico, posibilita (por eso su posición de eje curricular) un tratamiento más pertinente de los contenidos de cada uno de los campos formativos.
Alfonso Torres Hernández