Política

¡Sacudidos!

  • En Corto
  • ¡Sacudidos!
  • Alejandro Maldonado

Hasta el medio día de ayer el Sismológico Nacional tenía registro de mil 436 réplicas del movimiento de magnitud 7.7 que sacudió la parte central de nuestro país el 19 de septiembre. Los dolorosos recuerdos emergieron; el temor y la incertidumbre de lo que pudiera pasar se hicieron presentes. De manera casi instantánea, -de no ser por los segundos de ventaja que concede la Alerta Sísmica-, la vida de millones se puso en riesgo.

Quizá tu no has estado en medio de un movimiento telúrico que haya hecho peligrar tu vida, pero hay otro tipo de sismos inesperados que llegan y pueden derribarnos por completo. Por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad incurable, la pérdida de un ser querido, el despido del trabajo al que se le invirtieron años de vida, la disolución de un matrimonio, la quiebra económica, o un accidente que deja secuelas físicas irreversibles.

Es probable que nosotros no tengamos nada que ver con lo que hoy nos sacude sin darnos tregua: Los amigos abandonan; los líderes se equivocan; las parejas fallan; la inseguridad se desborda; la economía entra en crisis, y hasta la tierra se mece debajo de nuestros pies. Pero también es probable que lo que hoy nos atormenta es el resultado de malas decisiones que tomamos en solo segundos. La “alerta sísmica” de nuestra consciencia sonó en su momento, pero decidimos ignorarla y hoy vivimos las consecuencias.

¿Qué hacer cuando somos sacudidos? ¿A quién acudir? Moisés, el hombre al que Dios usó para librar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, escribió lo siguiente: “Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”, Salmo 90.1-2.

¡Dios mismo es el único refugio seguro al que podemos acudir, y él anhela que lo hagamos! Él sigue perdonando. Él sigue salvando. Él sigue liberando. Él sigue levantando al caído. Él sigue dando fuerzas al que ya no puede más.

“Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”: Jesucristo, Mateo 11.28-30

Jesús pagó ya el precio de nuestro rescate. Clama a Él y lo verás.

Alejandro Maldonado


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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