Algunos medios de comunicación han dado a conocer que Estados Unidos analiza la posibilidad de no permitir el ingreso a su territorio a las personas que no estén vacunadas contra el Coronavirus. Como ocurre en otros países, en la actualidad Estados Unidos exige que quienes ingresen a su territorio estén libres de la enfermedad, cosa que debe ser demostrada mediante un certificado de salud emitido por laboratorio.
Pero el vecino del norte no es el único en buscar alternativas para tratar de contener el avance de la enfermedad. Países de Europa se tiene el mismo debate, y se discute el avanzar o no, para exigir algún documento oficial como el “pase sanitario” o “pasaporte anticovid”. La contención de la pandemia enfrenta dos grandes obstáculos.
Por un lado, y de acuerdo con la información de ourworldindata.org, solo 25,3% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19. Cuestiones geopolíticas, de producción y distribución han dificultado el que muchas naciones tengan pleno acceso a las vacunas. Por el otro, en diversos países desarrollados, hay un número indeterminado de personas que no quieren ponérsela, aunque tengan incluso acceso gratuito a ella.
Se sabe pues que hay millones de personas que no tienen posibilidades de acceder a la vacuna, aunque la deseen; y al mismo tiempo hay millones que, aunque la tienen no la quieren.
En el plano espiritual hay una analogía. La Biblia nos asegura que todos los seres humanos estamos contagiados con el mortal virus del pecado. Esto nos destinaría a todos a pasar la eternidad en un lugar de tormento llamado Infierno. Sin embargo, Dios quiere hacerse presente en cada corazón humano, y luego darnos pleno acceso a su Cielo.
Por ello envió a Jesús en nuestro rescate. En la Cruz, Él llevó sobre sí mismo nuestro pecado recibiendo el juicio y castigo que merecíamos a fin de reconciliarnos con Dios. Y aunque a Dios le costó todo, Él nos ofrece gratuitamente perdón y salvación mediante la fe depositada en Jesucristo. Ven a Jesús cualquiera que sea tu condición. La redención está gratuitamente a tu alcance. Pídele a Jesús que venga a morar a tu corazón; que te perdone y te salve, y él lo hará. Nunca te dejará ni desamparará. Solo cree y lo verás.
