Política

Minuto y medio para el apocalipsis

  • En Corto
  • Minuto y medio para el apocalipsis
  • Alejandro Maldonado

Esta semana los medios de comunicación a nivel global dieron a conocer que el llamado “Reloj del Juicio Final” alcanzó su punto más cercano a la media noche; es decir, a la hora simbólica en que la humanidad llegará a su fin.

La junta de Ciencia y Seguridad del Boletín de Científicos Atómicos a la que pertenecen 13 premios Nobel, es quien decide si se mueven o no las manecillas. En esta ocasión la guerra entre Rusia y Ucrania con las amenazas veladas de los soviéticos de utilizar armas nucleares; el cambio climático; las amenazas biológicas; las tecnologías disruptivas y los problemas de seguridad y gobernabilidad en diferentes naciones, fueron las causas principales para advertir del riesgo.

Para muchos este tipo de anuncios pasa inadvertido porque tienen apuros más serios con los que lidian de manera cotidiana, como criminalidad organizada, desempleo, inflación, problemas económicos, de salud, y/o familiares. A eso hay que sumarle el estrés que estas variables ocasionan. Por si fuera poco, y en términos generales ante la descomposición social y moral, multitudes no ven de dónde asirse, así que acuden formas de escape que solo empeoran su condición.

En medio de este mundo que se vislumbra cada vez más caótico, Dios sigue siendo Dios; él no ha perdido el control de su universo; él nos creó y conoce exactamente con todo lo que lidiamos y sabe lo que realmente necesitamos en lo individual. Por eso nos dice en Jeremías 29.11a: “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal”. “Vengan a mí todos los trabajados y cargados y yo les daré descanso”, nos invita Jesús en Mateo 11.28.

Dios conoce la condición del mundo, pero lo que realmente le interesa es la condición de nuestra alma y nos quiere sanar individual e internamente. Sea en años, meses o minutos; a cada uno nos llegará nuestro final peregrinar en esta tierra. Dios no quiere que sigamos sin él aquí y luego por la eternidad.

Las carrozas fúnebres no llevan remolques. Jesús nos ama, y en la cruz lo demostró de manera práctica cargando con nuestros pecados, y recibiendo nuestro respectivo castigo. Él quiere estar contigo para siempre. Ven a él tal como estás. Pídele que te perdone, salve y venga a morar en tu corazón y verás.

Alejandro Maldonado
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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