Ocurrió acá en Estados Unidos. Dos mujeres, tres bebés; una historia. Recién nació su bebé en el hospital, ella le dijo al personal que no lo quería. En paralelo, una mujer sin hijos buscaba adoptar a un pequeño. Cuando le informaron del caso fue de inmediato al hospital. Desde el primer momento que lo vio, su corazón quedo ligado al del rechazado. Le adoptó de inmediato.
Al paso del tiempo, pensó que no era conveniente que su pequeño creciera solo, así que decidió conseguirle una hermanita. Buscó otra adopción, y cuando la pequeña llegó a su vida, quedó sorprendida por el parecido a su primer bebé, pero le restó importancia.
Pasó el tiempo y decidió adoptar un tercer niño. Volvió a sorprenderse del parecido. Quizá pensó que se trataba solo del amor de “madre”, pero luego de que llegaron los resultados genéticos, resultó que los tres eran hermanos, hijos de la misma madre. ¡Increíble!
Esta mujer ni se lo imaginó ni se lo propuso, pero acabó siendo la mamá de tres hermanitos rechazados por su misma progenitora. “Amados y aceptados”, sería su nueva historia.
¿Sabes? En el plano espiritual Dios quiere eso para cada uno de nosotros. Conoces el rechazo de cerca. Tu padre les abandonó, tu mamá les dejó, o creciste con ambos en un ambiente de indiferencia, violencia, o maltratos.
El rechazo lo descubriste tan pronto tuviste uso de consciencia. Fuiste “el que no esperaban”. No cabías en el equipo deportivo de la escuela.
Por más que te esforzarte, no entraste en el selecto grupo de “destacados”. Has sido rechazado instituciones, relaciones y trabajos. Has buscado adaptarte, pero te sientes cada vez más perdido.
Escucha. Dios te ama y quiere ser tu papá. Él quiere adoptarte como hijo. ¡Es en serio! A sus ojos eres especial y único. Él nos conoce profundidad y aun así nos ama.
“Más a todos los que recibieron a Jesús, a los que creen en su nombre, Dios les da la potestad de ser hechos hijos suyos”, Juan 1,12. Dios es el papá perfecto que tú yo anhelamos y necesitamos.
Él promete estar contigo todos los días hasta el final de los tiempos. Nunca te dejará ni desamparará. Pídele a Jesús que perdone tus pecados y te salve.
Apropia lo que hizo por ti en la cruz. Invítalo a morar a tu corazón, y él lo hará. Cree en Jesús y entrégale tu vida. ¡Jesús te ama!
Alejandro Maldonado
