Ayer Juanita Alonzo Santizo volvió a casa. A San Mateo Ixtatán, en Guatemala, de donde salió en agosto de 2014 con destino a Estados Unidos, viaje que terminó en una cárcel de Reynosa, acusada de secuestro y de vínculos con los polleros que a ella habían trasladado.
El viaje, o pesadilla, de Juanita duró casi ocho años. Las violaciones en su contra fueron documentadas por la ONU, el Centro Prodh, el Programa de Asuntos Migratorios de la Ibero, por la Comisión Estatal de Derechos Humanos, pero nadie en la fiscalía de Tamaulipas hacía algo para liberarla.
Por años, el caso avanzó muy lento. El proceso se repuso, pero la autoridad que la acusaba, la entonces Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, evitó desestimar los cargos.
A Juanita la detuvieron policías ministeriales de Tamaulipas; los golpes, tortura y demás maltratos en su contra fueron plenamente acreditados. No hablaba español al momento de su detención y no le proporcionaron un traductor. Ante el juez, el caso tuvo múltiples dilaciones injustificadas. Un sin fin de irregularidades que Juanita tuvo que aguantar.
Este 2022 el caso se hizo más visible. En Notivox logramos entrevistarla en prisión, su familia vino a México, se organizó una conferencia de prensa y finalmente se conoció en Palacio Nacional, gracias a la reportera de La Lista Joselaine Gutiérrez, que preguntó al Presidente sobre el caso.
Al día siguiente, López Obrador reconoció que era una injusticia y aseguró que pronto sería liberada.
Hasta entonces, la fiscalía de Tamaulipas volteó a ver el caso. Hasta que el Presidente de México y el gobernador de Tamaulipas se lo pidieron.
¿Cuántas Juanitas más habrá en México sin posibilidad de que sus casos sean visibilizados como el de esta migrante de origen chuj?
El reto para evitarlo ya lo asumió el Instituto Federal de Defensoría Pública, que revisará casos de personas vulnerables que puedan estar injustamente encarceladas, sin importar si el delito del que las acusan es del fuero federal, como con Juanita.
Ojalá esos esfuerzos, promovidos por el ministro Arturo Zaldívar y ejecutados por Netzaí Sandoval, se traduzcan en más Juanitas libres.
@AlexDominguezB