Esta es la historia de dos leñadores que tenían que cortar troncos. Uno de ellos, desde el momento que despertaba no descansaba en la tarea que tenía que hacer. Incluso mientras masticaba su comida, continuaba este trabajo físico, pues quería terminar y ser el mejor. El otro leñador, al contrario, tomaba descansos cronometrados y, durante su hora de comida, se alejaba del espacio de trabajo. Al final de la jornada, el leñador que trabajaba sin parar se molestó al ver que había hecho menos trabajo que aquél que descansaba y con mucha razón reclamó: “¿Cómo es posible que tú, siendo un holgazán que detenía tanto su trabajo, pudiste cortar más troncos que yo?” A lo que el otro respondió: “Tú no te diste cuenta de que cuando yo estaba descansando, en realidad, también afilaba mi hacha”.
Cuando leí por primera vez esta historia supe que la tenía que compartir con ustedes, mis lectores, así como con mi familia, pacientes y amigos. Subestimamos tanto el descanso que nos cegamos por completo de sus beneficios. Descansar es importante, no solo para los atletas o las personas cuyo trabajo requiere esfuerzo físico (hablo de albañiles, mucamas, personal de limpieza, etcétera) sino también para aquellos cuyo trabajo depende de sus ideas, creatividad y toma de decisiones. El descanso es uno de los pilares más importantes en los que se basa nuestra salud y longevidad, y aquí te explico cómo beneficia diferentes aspectos de nuestra vida:
1. Recuperación muscular. Cuando haces ejercicio o realizas mucha actividad física, necesitas una pausa para permitir que tus músculos se reparen. Teniendo días de descanso, reduces el riesgo de lesiones por sobreuso muscular.

2. Creatividad. Descansar adecuadamente permite que tu mente cree nuevas conexiones neuronales, expanda la memoria y resuelva situaciones de formas más eficientes. La falta de descanso nos lleva a ser impulsivos y tomar decisiones sin razonamiento.
3. Metabolismo eficiente. Cuando llevas a tu cuerpo al límite, activa su “modo supervivencia”, lo que significa que busca alimentos con más grasa y azúcar, además de aumentar su absorción y retención. Esto hace que tu cuerpo retenga energía, ralentizando las vías metabólicas y aumentando el riesgo de enfermedades como hígado graso y diabetes.
En la vida todo sigue un ciclo y el descanso es una parte fundamental. Al igual que las estaciones cambian, nuestras capacidades también fluctúan y por ello debemos reconocer que el descanso es una fase natural y necesaria. Además, parte de mantenernos en el camino hacia la salud implica ser flexibles. Esto significa no solo descansar del trabajo físico o mental, sino también de una dieta “perfecta” y de nuestras rutinas de vez en cuando. Debemos comprender que la rigidez puede ser contraproducente y ser flexibles nos permite adaptarnos a los cambios y desafíos que enfrentamos. Así el descanso, en todas sus formas, se convierte en el pilar sobre el cual construimos nuestra salud y longevidad.
Recuerda que el descanso no es una pérdida de tiempo sino una inversión para vivir más y mejor con menor riesgo de enfermar. Cuando hablamos de descanso físico adecuado, que es la forma más conocida por todos, me refiero a dormir temprano, desconectar del trabajo fuera de horas laborales y dedicar tiempo a actividades saludables, como comer con calma, hacer ejercicio y disfrutar con la familia. Dejemos de ver el descanso como una amenaza a nuestra productividad y aprendamos de aquel leñador que, al afilar su hacha durante el descanso, logró ser mejor en su área.