Son muchos los motivos por los que la inseguridad y la violencia se filtran entre la sociedad y aunque por largo tiempo creímos que Puebla se había aislado de fenómenos delictivos que hoy se han hecho cada vez más comunes, aun estamos a tiempo para revertir esta realidad.
Los estudiosos del comportamiento delictivo enlistan una serie de factores que influyen para que un entorno de relativa calma, cambie con el paso del tiempo, sobre todo cuando a una acción no se observa una reacción o se trata de una respuesta descoordinada. En otras palabras, no hay grupo delictivo que se quede en un territorio donde no le dejen operar.
Algo que influye es el crecimiento descontrolado de la población en una zona metropolitana como Puebla, lo que puede generar desigualdades, falta de acceso a servicios básicos y condiciones de vida precarias, lo que fomenta el crimen.
Estas faltas de oportunidades provocan desempleo y pobreza por lo que algunos pueden sentirse atraídos para participar en actividades ilegales y formar parte de bandas que aunque les paguen poco, para ellos les parece mucho.
A esto se le debe sumar la expansión de grupos delincuenciales organizados de otros estados del país que buscan zonas más seguras (como históricamente se decía de Puebla) para cometer sus fechorías, con el fin de conquistar este tipo de territorios o rutas para el tráfico de drogas, armas o mercancía robada.
Y desde luego que la corrupción gubernamental, especialmente entre las fuerzas de seguridad y los gobiernos locales, permiten que los malos operen con impunidad, lo que aumenta la sensación de inseguridad.
Si a esto le sumamos que esta misma corrupción evade el castigo contra los delincuentes y que hay una marcada ineficiencia de las autoridades para prevenir y castigar la violencia, se vuelve entonces en una bomba de tiempo.
A la delincuencia se le combate con voluntad y con inteligencia. No hay de otra.
Me parece interesante la postura de los gobiernos saliente y entrante (Céspedes y Armenta), sobre la seguridad y la voluntad de no desatender el tema. Ahora el siguiente paso es pasar del discurso a la acción, es decir, sí que se investigue, sí que se condene y sí que haya coordinación interinstitucional entre los tres ordenes de gobierno, pero lo más importante es que den tiros de precisión para que los delincuentes sepan que Puebla no es territorio para que ellos hagan de las suyas y que somos más los buenos.