Política

AMLO, el anestesiólogo

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México alberga dos tumores cancerosos en plena metástasis —la corrupción y la desigualdad— y un quiste cancerígeno —la violencia criminal— que urge extirpar. Con un diagnóstico similar a este que yo vengo exponiendo de tiempo atrás, el candidato Andrés Manuel ganó la elección presidencial. Acto seguido, ya en el poder, anestesió al país, como se hace antes de una operación. Pero el paciente nunca llegó al quirófano. La sedación mitigó su dolor y, adormecido, se quedó en la camilla. AMLO siguió y sigue aplicando la anestesia y México sigue ahí, un poco aliviado y más enfermo que antes.

La analogía me parece pertinente. El presidente López Obrador enfrenta a la corrupción con los símbolos de la austeridad y un discurso voluntarista que, en el fondo, nada han cambiado. A la desigualdad intenta contrarrestarla con programas asistencialistas que si bien palian los síntomas —lo cual sin duda es indispensable— no sacan a nadie de la pobreza. A la violencia la aborda con remedios caseros para la delincuencia de poca monta —no para la criminalidad organizada— y procura acomodos con los cárteles suponiendo que disminuirán su sangrienta visibilidad, pero el cementerio nacional sigue creciendo. En todos los casos, claro está, hay una narrativa astuta, un relato que culpa a tratamientos previos de la prevalencia del cáncer. El paciente, que ha sufrido mucho y que, en efecto, ya antes ha padecido la negligencia médica, agradece los sedantes y se aferra a la esperanza en ese doctor compasivo que lo abraza y le dice una y otra vez que sanará sin necesidad del bisturí.

Pero el médico no es oncólogo ni cirujano: es anestesiólogo. Ni sabe ni quiere aprender de quimioterapias o de intervenciones quirúrgicas. Su especialidad es el alivio del dolor; no la algología para desahuciados sino la anestesiología que sirve a quienes pueden y deben ser operados. Por eso, porque en la sala preoperatoria tiene todo bajo control y el paciente es suyo, no quiere pasarlo a la sala de cirugía. Ese es AMLO: el doctor que anestesia a los mexicanos confiado en que sin él, dolientes y angustiados, le pediríamos a gritos que viniera a detener nuestra agonía.

México debe ser intervenido en su cerebro jurídico, en su vientre hacendario y en la piel de su seguridad. Todas esas operaciones son invasivas, dolorosas, lentas y riesgosas, pero sin ellas no tendrá salvación. Tenerlo anestesiado, sin iniciar las cirugías, puede aminorar el dolor pero solo prolongará y agravará su padecimiento. Los tumores metastásicos siguen propagándose y, si el quiste resulta canceroso como todo parece indicar, también hará metástasis. Para decirlo llanamente, nuestro país está gravemente enfermo y requiere mucho más que apapachos discursivos, cuentos sobre el origen de su enfermedad y crónicas de los errores que otros médicos cometieron; para salvarse necesita erradicar los incentivos legales que auspician la corruptela nuestra de cada día, hacer una reforma fiscal progresiva y realizar otros cambios normativos drásticos y bastantes políticas públicas certeras e inmediatas.

Quien está a cargo de nuestra salud hoy, sin embargo, tiene otros datos. Dice que México no solo ya no sufre sino que se ha curado. Es AMLO, el anestesiólogo.

@abasave


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Agustín Basave
  • Agustín Basave
  • Mexicano regio. Escritor, politólogo. Profesor de la @UDEM. Fanático del futbol (@Rayados) y del box (émulos de JC Chávez). / Escribe todos los lunes su columna El cajón del filoneísmo.
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