Internacional
  • Una mirada al interior de la guarida de Jeffrey Epstein en Manhattan

Desde la muerte de Epstein bajo custodia federal en 2019, muchos misterios sobre su vida han quedado sin resolver.

El espíritu de Stephen Bannon, un mapa firmado por el ex primer ministro de Israel y las indiscreciones de Woody Allen aún se sienten en la excéntrica mansión.

DOMINGA.- Como regalo por el cumpleaños 63 de Jeffrey Epstein, sus amigos enviaron cartas en homenaje al rico financiero y delincuente sexual convicto. Varias tenían un tema común: las cenas que Epstein organizaba regularmente en su casa palaciega del Upper East Side de Manhattan.

Ehud Barak, exprimer ministro de Israel, y su esposa destacaron la gran diversidad de los invitados. “Tu curiosidad no tiene límites”, escribieron en su mensaje, recopilado con otros en enero de 2016. “Eres como un libro cerrado para muchos de ellos, pero lo sabes todo de todos”.

El magnate de los medios de comunicación Mortimer Zuckerman sugirió ingredientes para una comida que reflejara la cultura de la mansión: una ensalada sencilla y cualquier otra cosa que “mejorara el rendimiento sexual de Jeffrey”.

Y el director Woody Allen describió cómo las cenas le recordaban al castillo de Drácula, “donde Lugosi tiene tres jóvenes vampiresas que atienden el lugar”.

Pero la preciada propiedad de Epstein no era una sombría fortaleza transilvana. Él había pasado años convirtiendo la casa adosada de siete plantas y mil 950 metros cuadrados en un lugar donde podía alardear de –y profundizar– sus conexiones con los ricos y poderosos, aunque en su interior acecharan indicios de su lado oscuro, según fotos y documentos no revelados anteriormente que muestran cómo vivió en sus últimos años.

El ex ministro de Israel, Ehud Barak, era uno de los invitados más destacados
El ex primer ministro de Israel, Ehud Barak, era uno de los invitados más destacados | AP Photo/Elizabeth Dalziel

Desde la muerte de Epstein bajo custodia federal en 2019, que fue declarada suicidio, muchos misterios sobre su vida han quedado sin resolver. ¿Cómo amasó una fortuna de nueve cifras? ¿Y por qué tantos hombres poderosos siguieron confraternizando con él mucho después de que se convirtiera en un delincuente sexual registrado?

La Casa Blanca se había comprometido a hacer públicos los detalles de las investigaciones federales sobre Epstein y sus asociados. Pero este verano el gobierno del presidente Donald Trump dio marcha atrás. La consiguiente indignación de la derecha ha amenazado con dividir el movimiento Make America Great Again (Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo, cuya sigla en inglés es MAGA) –para el cual Epstein es una figura central en las teorías de la conspiración– y ha puesto a Trump a la defensiva como pocas otras cuestiones.

Con el fin de aplacar la reacción, el Departamento de Justicia envió a un funcionario de alto rango a reunirse con Ghislaine Maxwell, la antigua socia de Epstein que cumple una condena de 20 años de prisión por tráfico sexual. El viernes, Maxwell fue trasladada a un centro de menor seguridad. Ello alimentó las especulaciones de que Trump podría conmutar su pena o incluso indultarla a cambio de su cooperación.

Durante años, Maxwell fue una presencia habitual en la casa de Epstein en Nueva York, donde ella tenía un despacho. Pero ella y Epstein se separaron a mediados de la década de 2010. Una foto enmarcada en la casa en la que aparece Epstein con Trump y su entonces novia, Melania Knauss, estaba recortada para excluir a Maxwell.

Cuatro víctimas de abuso testificaron en el juicio contra Ghislaine Maxwell
Cuatro víctimas de abuso testificaron en el juicio contra Ghislaine Maxwell | REUTERS
Las fotos de Stephen Bannon en la casa de Epstein

Al menos otra luminaria del movimiento MAGA también visitó la casa: Stephen Bannon, exasesor de Trump y personalidad de los medios de comunicación en internet, quien ha dicho que grabó en vídeo horas de entrevistas en la mansión con Epstein en 2019. En al menos dos habitaciones de la mansión se guardaban fotos enmarcadas de Bannon, incluida una selfie en el espejo tomada por Epstein.

La casa era una de las cinco propiedades que Epstein tenía en todo el mundo. Tras su puesta en libertad en 2009 de una cárcel de Florida, donde cumplió 13 meses por solicitar servicios de prostitución a una adolescente, la mansión sirvió tanto de escondite personal como de salón donde podía reunirse con intelectuales, científicos y financieros de renombre, según los registros legales y las entrevistas con personas que frecuentaban la casa. Los visitantes consideraban a Epstein divertido, inteligente y curioso. Otra ventaja: mezclarse con las jóvenes y atractivas mujeres que recorrían la propiedad y trabajaban como sus ayudantes.

Little Saint James Island, una de las cinco propiedades de Epstein
Little Saint James Island, una de las cinco propiedades de Epstein | REUTERS/Marco Bello/File Photo

La casa, a tiro de piedra de Central Park, fue vendida a Epstein en 1998 por Leslie Wexner, el multimillonario propietario de L Brands. Epstein renovó y redecoró la mansión con un estilo excéntrico.

Decenas de prótesis oculares enmarcadas adornaban la entrada. Una escultura de una mujer vestida de novia y agarrada a una cuerda estaba suspendida en un atrio central.

En el comedor de la planta baja, Epstein entretenía a un elenco rotativo de famosos, académicos, políticos y hombres de negocios. La comida podía ser mundana –a veces sólo un bufé de comida china para llevar, como señalaba la carta de Allen–, pero los eventos eran todo lo contrario.

Las fotos muestran que los invitados se sentaban en sillas con estampado de leopardo alrededor de una gran mesa rectangular. De vez en cuando, dijeron en las entrevistas los asistentes, actuaba un mago. A veces, sacaban una pizarra para que un invitado pudiera esbozar un diagrama o escribir una fórmula matemática. Epstein conservó un mapa de Israel dibujado en una pizarra con la firma de Barak, según una foto revisada por ‘The New York Times’.

En la mansión se veía un mapa de Israel con la firma de Barak
En la mansión se veía un mapa de Israel con la firma de Barak | AP Photo/Sven Nackstrand, Pool

Al subir una gran escalera se encontraba el despacho de Epstein, con paneles de madera y un enorme escritorio. Las fotos muestran un tigre disecado, recostado sobre una alfombra exuberante.

En el despacho, según las fotos revisadas por ‘The Times’, Epstein exhibía una primera edición verde de Lolita, la novela de 1955 en la que un intelectual desarrolla una obsesión sexual con una niña de 12 años y la viola repetidamente. Encima de un aparador de madera había más fotos enmarcadas, incluida una de Epstein con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán.

Varias de las víctimas de Epstein han dicho que la mansión estaba equipada con una red de cámaras de video ocultas.

Hasta Noam Chomsky estuvo en la casa de Epstein

En la sala de masajes había pinturas de mujeres desnudas, una gran bola de plata y una cadena, y estanterías repletas de lubricante, según las fotos revisadas por el ‘Times’. Epstein solía indicarle a chicas adolescentes –algunas reclutadas en escuelas secundarias de Queens– que le dieran masajes mientras él estaba desnudo. A veces se masturbaba delante de ellas, según los expedientes judiciales y las entrevistas con las víctimas. A veces las violaba o las agredía.

En las fotos de la sala de masajes no se veían cámaras de vigilancia.

Una colección anterior de cartas, presentada a Epstein en un álbum encuadernado en cuero por su cumpleaños 50 en 2003, reflejaba una época de su vida anterior a su primera detención. Ese libro incluía participaciones de Trump y Clinton, entre decenas de otras personas, The Wall Street Journal. (Trump ha negado una información publicada en el Journal según la cual contribuyó con una nota y un dibujo sexualmente sugerentes. Ha demandado a la publicación por difamación. El portavoz de Clinton ha dicho que el expresidente desconocía los delitos de Epstein).

Demanda Trump por caso Epstein
El presidente de los EU demandó al Wall Street Journal por publicar una supuesta carta a Epstein | REUTERS

Pero para 2016, a medida que la reputación de Epstein como depredador sexual se hacía cada vez más difícil de ignorar, su red social se reducía. Tres años después, moriría en una cárcel de Manhattan a la espera de ser procesado por cargos federales de tráfico sexual.

‘El Times’ revisó siete mensajes de cumpleaños enviados a Epstein en 2016. Además de las de Zuckerman, Allen y Barak, había cartas del lingüista Noam Chomsky y su esposa; de Joichi Ito, empresario que años más tarde dimitiría del MIT y del consejo de The New York Times Company por sus vínculos con Epstein, y de Lawrence M. Krauss, un físico destacado. Martin Nowak, biólogo de Harvard, contribuyó con un poema de temática científica.

Zuckerman, Allen, Ito, Nowak y Bannon no respondieron a las solicitudes de comentarios. Barak declinó hacer comentarios. La esposa de Chomsky respondió en su nombre y declinó hacer comentarios. Krauss dijo que no recordaba la carta, pero que asistió a “varios almuerzos con debates muy interesantes” con científicos, autores y otras personas en casa de Epstein.

En su carta mecanografiada, Barak y su esposa, Nili Priel, elogiaban a Epstein como “UN COLECCIONISTA DE PERSONAS”. La carta concluía: “Que disfrutes de una vida larga y saludable y que todos nosotros, tus amigos, disfrutemos de tu mesa durante muchos años más”.

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*David Enrich es editor adjunto de investigaciones para el Times. Escribe sobre la ley y los negocios.

*Matthew Goldstein cubre delitos de cuello blanco y de Wall Street, así como cuestiones relacionadas con la vivienda.

*Jessica Silver-Greenberg es reportera de investigación del Times que escribe sobre los grandes negocios con un enfoque en el sistema de salud. Ha sido reportera por más de una década.

*Steve Eder es periodista de investigación del Times desde hace más de una década.

*Susan C. Beachy colaboró con investigación. Producción de Nico Chilla, Rebecca Lieberman, Eli Murray y Rumsey Taylor.

ASG

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