En la esquina donde la avenida Presidente Carranza se cruza con la calle Leona Vicario, un torreón se alza como centinela del tiempo. Sus muros de ladrillo rojizo guardan una memoria industrial que resiste al olvido.
No es un torreón defensivo ni un vestigio militar, sino la pieza ornamental de un complejo fabril: la Fundición No. 3, inaugurada en 1924. Aún hoy, su silueta vertical sorprende en medio del tránsito cotidiano, como si fuera una brújula de nostalgia en el corazón de Torreón.

Diversas fuentes lo llaman 'el torreón solitario', pues pocos quedan en pie dentro de la ciudad que tomó su nombre de esas construcciones.
Historia y arquitectura
La Fundición No. 3 fue establecida por el empresario estadounidense William Dodson Davis, un pionero del desarrollo metalúrgico en la región. Sin embargo, el autor del diseño de la torre permanece anónimo en los registros municipales.
Lo cierto es que su trazo se inscribe en la influencia mudéjar que permeó buena parte de la arquitectura local en las primeras décadas del siglo XX, evocando un aire orientalista que mezclaba ornamento y modernidad.
Alegoría y función
El torreón, de influencia mudéjar, es una alegoría de los antiguos torreones de la ciudad y su función era ornamental dentro del complejo fabril.
Su significado trasciende lo estético: en lugar de vigilar batallas, vigilaba hornos y máquinas, siendo testimonio del auge industrial que moldeó a Torreón en la primera mitad del siglo pasado.
En 1993, el Cabildo reconoció su valor histórico y lo declaró monumento, asegurándole un lugar en la memoria oficial.
Del humo industrial al silencio
El terreno donde se levanta fue, en su día, un complejo metalúrgico en plena actividad. Sin embargo, la fundición dejó de operar hacia finales de la década de 1940, según divulgaciones locales que carecen de validación oficial. Desde entonces, el torreón quedó como huella muda de una industria apagada, mientras la manzana fue transformándose con otros usos y negocios que ocuparon su espacio.
Presencia contemporánea
Hoy, bajo su sombra, opera un taller automotriz, aunque no existen registros públicos claros sobre el inicio de sus labores. Ese contraste entre el hierro forjado de antaño y la mecánica actual refuerza la condición híbrida del torreón: testigo de transformaciones, refugio de memorias, pieza que enlaza la Torreón del humo fabril con la ciudad contemporánea.
Fuentes como el documento Recuerdos de la Alhambra. Expresiones orientalistas en la arquitectura de Torreón, de Carlos Castañón (museoarocena.com), así como la ficha histórica disponible en la página oficial del municipio (torreon.gob.mx), han permitido rescatar su historia.
Entre el polvo y el progreso
En la esquina de Carranza y Leona Vicario, el torreón de la Fundición No. 3 no es sólo ladrillo y ornamento: es metáfora de una ciudad que, entre el polvo y el progreso, sigue buscando en sus torres la brújula de su identidad.
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