En Tamaulipas, las familias de personas desaparecidas no solo enfrentan la desesperación de tratar de dar con su paradero; una vez que los encuentran sin vida, deben esperar entre ocho meses y hasta dos años para que les entreguen el cuerpo, e incluso interponer un amparo para que un juez ordene a la Fiscalía General de Justicia realizar la entrega.

En mayo de 2023, Jesús Guzmán salió a comprar despensa a un supermercado en la colonia Las Fuentes, en Reynosa, la ciudad de Tamaulipas con más reportes de desapariciones. Su esposa Viridiana se cansó de llamarlo y enviarle mensajes al celular, hasta que se dio cuenta de que ya era tarde y no regresaba.
Días después, por redes sociales, se enteró de que a su esposo se lo habían llevado unas personas. No tuvo más noticias, así que comenzó a buscarlo. La bebé de ambos tenía apenas un año y Viridiana no entendía cómo su vida había cambiado de un momento a otro, sin saber qué ni por qué.

El 16 de julio de ese año, en Facebook, vio la transmisión en vivo de un grupo de buscadoras —mamás, hermanas, tías y esposas— dedicadas a localizar fosas clandestinas para encontrar a quienes la delincuencia organizada asesinó e intentó borrar.
En el live, las mujeres anunciaban que habían localizado un lugar con varios cuerpos —luego se confirmaría que eran 29— en la zona conocida como Arboledas. Desde que Jesús había desaparecido, Viridiana estaba pendiente de las búsquedas, pero jamás imaginó escuchar algo que le oprimiría el corazón.

Las madres buscadoras suelen mostrar la ropa encontrada en esas zonas de exterminio y describir tatuajes o señas particulares. Fue así como Viridiana se dio cuenta de que uno de esos restos era de Jesús, que apenas tenía 29 años.
Al día siguiente, sola y con miedo, se presentó ante la Fiscalía General de Justicia para presentar su denuncia, pensando que el proceso sería más sencillo. El 23 de julio acudió a una funeraria a pedir presupuesto para enterrar a su esposo, aunque sabía que no tenía mucho dinero.
En ese momento comenzó a organizar actividades para juntar lo del entierro. Pensaba que en cualquier momento necesitaría el dinero, pero fue hasta el 6 de agosto cuando se logró una cooperación grande y pudo reunir lo necesario.
Para el 11 de agosto había pasado casi un mes desde que se realizaron todos los procedimientos legales para el reconocimiento y la entrega del cuerpo. Sin embargo, no había noticias. La espera parecía eterna y alargaba más el sufrimiento de la familia.
Viridiana empezó a pedir asesoría para acelerar el proceso. El 23 de agosto interpuso un amparo para que un juez de control ordenara a la Fiscalía fijar una fecha de entrega.
El 14 de septiembre se realizó la primera audiencia y el 20 se otorgó la orden para que la FGJ diera respuesta. Esa misma tarde le informaron que las pruebas de ADN habían confirmado lo que temía: el cuerpo encontrado era Jesús. Su corazón terminó de romperse.
Fue hasta el 6 de octubre cuando la Fiscalía le indicó que se preparara, pues pronto se haría la entrega. El 9 de octubre, finalmente, los restos de Jesús fueron entregados a su familia.
Ese año, otras cuatro familias pasaban por la misma situación y también solicitaron audiencia con un juez de control para agilizar el proceso.
Crisis que rebasa a la autoridad
José Andrés Méndez Ñeco, vocero del Colectivo de Búsqueda Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas, asegura que la situación forma parte de la crisis forense que enfrenta el estado, la cual rebasa a la Fiscalía Especializada y al equipo multidisciplinario encargado de búsquedas e identificaciones.
“Pues no debe tardar mucho, realmente yo creo que cinco días hábiles a lo mucho debe o puede tardar en la cuestión de las confrontas genéticas, pero a veces la Fiscalía, no sé, demora mucho en dar la noticia de alto impacto a los familiares, porque tiene que estar un grupo multidisciplinario de identificación humana, tiene que estar el psicólogo, el agente del Ministerio Público para dar la noticia a los familiares y a veces retrasan demasiado”.
Explicó que se han encontrado con casos en los que la Fiscalía no quiere entregar el cuerpo porque le falta una o varias partes, por temor a que se presente una queja.
“En muchos de los casos es porque les puede faltar una extremidad y la autoridad, pues no quiere entregarlos así, porque si la familia se da cuenta, sabe o revisa, puede presentar una queja, ¿no?, por parte de Derechos Humanos. La otra es porque ellos no buscan a los familiares o porque no hay una denuncia por parte de las víctimas indirectas.
"Entonces, ahí es donde hay mucha confusión y rezago, porque a veces hay personas que, por ejemplo, son atropelladas o las encuentran y las autoridades no los reportan, no sacan la noticia en los medios de comunicación, que es de mucha importancia. Hay un área especializada aquí en Reynosa que se llama No Localizados ni Identificados y que se dedica a buscar a los familiares de esos cuerpos aquí en la ciudad, pero no se acercan con los colectivos que estamos cerca de las familias que tratan de localizar a sus seres queridos”.
La desesperación no para
Neira Jareli Bolado González desapareció el 22 de julio de 2024 y fue localizada sin vida en septiembre de ese mismo año, en un operativo del colectivo Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas. Sin embargo, la FGJ tardó mucho tiempo en informar a su familia. Su cuerpo fue entregado apenas en julio de este año.
Karla Samira Barrientos Cruz, de 20 años, perdió contacto con su familia el 16 de agosto de 2024 y fue localizada sin vida en noviembre, también por madres buscadoras. No obstante, sus familiares nunca fueron notificados y la siguieron buscando desesperadamente. Su cuerpo fue entregado un año después. En su caso, hay dos hombres detenidos por feminicidio.
“Ahorita tenemos un caso en especial que lo estamos trabajando. El Ministerio Público no quiere dar a conocer a la familia que ya se encontró parte de la osamenta o el cuerpo de una persona; precisamente falta una extremidad, pero no quiere dar aviso a los familiares. Entonces, nosotros ahí vamos a trabajar con la familia, orientarla para que ya puedan agilizar los procesos de identificación y que sigan buscando lo que haga falta”, explicó José Andrés Méndez Ñeco.

El caso más significativo es el de Aldair Leos Lira, desaparecido el 25 de junio de 2023. Su cuerpo fue localizado en una fosa clandestina en la colonia Arboledas, en Reynosa, pero permaneció dos años en resguardo en el Servicio Médico Forense.
Su madre, Susana Lira, denunció la situación y señaló irregularidades de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas.
“Nos dijeron que no tenían pruebas suficientes para identificarlo, pero tenía tatuajes visibles y rasgos reconocibles. ¿Por qué esperaron tanto?”, cuestionó al hacer público el caso.
La representante del colectivo Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas, Edith González Treviño, confirmó que desde el momento del hallazgo existían elementos suficientes para establecer la identidad del joven.
¿Qué hacer cuando una persona desaparece?
De acuerdo con los protocolos de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, cuando una persona no es localizada, primero su familia debe hacer un reporte al 911 o ante la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas. Después se dan 24 horas para que esta última dependencia inicie una acción urgente de búsqueda inmediata.
Pasadas entre 24 y 36 horas, se pide a la familia presentar la denuncia ante la Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas, pues ya se presume la comisión de un delito.

La FGJ solicita que se presenten cuatro familiares de la persona no localizada: padres, hermanos y la pareja sentimental o hijos (en caso de existir). Además, pide documentos personales de la víctima y de quienes comparecen.
Ya no es necesario esperar 72 horas para interponer una denuncia o hacer el reporte de búsqueda inmediata, aunque en muchos casos el Ministerio Público se niega a recibir la querella antes de ese plazo. Por ello, los colectivos de búsqueda han difundido información para orientar a las familias.

Si se sospecha que una persona se encuentra en alguna fosa clandestina localizada por colectivos —información que suele difundirse en redes sociales o medios de comunicación—, es importante acudir de inmediato al Ministerio Público y presentar la denuncia, en caso de no haberlo hecho antes, para solicitar una confronta genética.
El procedimiento es más sencillo cuando se trata de personas fallecidas recientemente; en cambio, en casos de osamentas o restos calcinados, estos solo son almacenados por la Fiscalía sin pasar por análisis genéticos.
Según cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), Tamaulipas acumula 13 mil 498 casos, ocupando el tercer lugar nacional, solo por debajo de Jalisco y el Estado de México. Los municipios de Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros concentran la mayoría de los casos, siendo Reynosa el más afectado, con más de 2 mil 800 reportes desde 2010.
JETL