Las hermanas Karina y Karen Montes de Oca, con apoyo de su madre, Lourdes García Hernández, convirtieron un rincón de su casa y su comedor en una sala de “cirugía” para restaurar libretas usadas.
Este espacio, al que nombraron Banco y Hospital de Libretas, comenzó hace ocho años en Toluca, Estado de México. Se ha dedicado a recuperar y reciclar las hojas que quedan de cuadernos que ya no se terminaron de usar después de un ciclo escolar.

Así comenzó el "hospital"
“Le decimos banco y hospital porque aquí los acopiamos, restauramos, limpiamos, cortamos y cosemos”, explica Karen.
En entrevista, Lourdes García Hernández, madre de ambas, mencionó que aprovechan ese material para crear nuevos cuadernos que son donados a niños de escasos recursos para que continúen sus estudios.
“La verdad que no sabemos cuántas libretas hemos dado; no somos mucho de contar, pero siempre hemos buscado que se las den a la mayor cantidad de personas. Hemos entregado a niños en lugares donde no tienen ni agua, o a pequeños que padecen alguna enfermedad, a la zona de Temoaya...”, recuerda.
Esta labor altruista inició con el regaño de la madre a Lourdes Karina y Ana Karen cuando tenían 11 y 13 años, respectivamente, por no utilizar del todo su material escolar. Desde ese momento ambas se convirtieron prácticamente en “doctoras”, ya que su trabajo consiste en unir las hojas de varios cuadernos usados para crear uno nuevo.
“En 2017 teníamos demasiadas libretas que no nos terminamos durante el ciclo escolar y mi mamá estaba un poco molesta porque éramos muy desperdiciadas, ya que quedaban muchas hojas y pedíamos más libretas. Entonces nos puso a separar las hojas limpias de las ya usadas y creamos nuevas libretas. Después lo hicimos con las de nuestros familiares y luego se fue haciendo cada vez más grande”, explicó.
Por su parte, Lourdes García Hernández relató que se dieron cuenta de que al final de cada ciclo escolar quedaban muchas hojas sin usar, por lo que decidieron reciclarlas para crear nuevos cuadernos. En un principio los donaban a conocidos, después a familiares, hasta que finalmente los entregaron a personas de escasos recursos, quienes incluso comenzaron a solicitar el apoyo.

¿Cómo las restauran?
El proceso “quirúrgico” al que someten a las libretas consiste en borrar los rayones en las hojas usadas y separar las que están limpias. Después las agrupan en conjuntos similares y crean un nuevo cuaderno de 100 hojas.
“Vamos primero recolectando libretas, pero a veces muchas ya no pueden ser utilizadas porque ya están mojadas, rayadas o simplemente ya no tienen hojas. Ya después de seleccionarlas, juntamos de a 100 hojas que tengan un parecido en los orificios, y ya ponemos pastas, el anillo y ya se forman”, añadió Karen.
Para recolectar las libretas se apoyan de gente de confianza que cuenta con algún local para montar centros de acopio, los cuales permanecen instalados entre junio, julio y agosto.
“Lo que esperamos es que mínimo cada libreta que ponen en los centros de acopio tenga 10 hojas limpias, que no estén mojadas, no estén manchadas, que las pastas estén bien. Pero de igual forma recibimos útiles escolares y mochilas en buenas condiciones”, señaló Lourdes García Hernández.
Posteriormente restauran el arillo o le colocan uno nuevo, reparan las pastas y las forran con hojas de colores y calcomanías para dar vida a decenas de cuadernos.
“Las libretas pedimos que cuenten con mínimo 10 hojas limpias, porque si no es mucha basura la que nos quedamos, y también que los materiales estén en buen estado para que puedan darle un segundo uso”, comentó Karina.
Las tres mujeres indicaron que para las libretas se necesitan arillos, papel para forrarlas, cinta adhesiva (diurex) y gomas para borrar por si tienen algo escrito con lápiz.
“Todo eso también se nos fue donando. Después nos empezaron a donar más cosas que son las que usamos para forrar, y también ya comenzamos a recibir cualquier material escolar, inclusive libros de texto o de literatura”, señaló Ana Karen.
Con el paso del tiempo el hospital de libretas comenzó a expandirse y a su domicilio llegaron otros útiles escolares como mochilas, colores, libros, juegos geométricos y tijeras, entre otros, con la única condición de que se encuentren en buen estado.
Contribuyen a la sociedad
La labor de las dos hermanas y su madre conlleva otro tipo de gastos que ellas no pueden solventar, pero que son insumos necesarios para restaurar las libretas.
“Cuando nos donan siempre pedimos que haya mucha comunicación porque no tenemos automóvil, eso es algo que se nos ha complicado. Entonces pedimos que la gente sea como muy paciente y empática en ese aspecto. Siempre buscamos puntos medios de referencia para que no tenga que ser mucho esfuerzo trasladar los materiales de un lado o del otro”, manifestó Karen.
Restaurar libretas ha significado dedicarle tiempo durante los 365 días del año; una hora en la mañana, durante las noches o incluso en la madrugada.
“No contamos con un horario, lo hacemos en las noches, madrugadas o cuando podemos en nuestros ratos libres. Es algo que hemos combinado, pero a veces se nos complica porque ya somos más grandes de cuando iniciamos y ya tenemos más actividades. Pero sabemos que esto es con el fin de ayudar, y por eso no nos pesa y buscamos ratos libres para hacerlo”, comentó Karina.
Señalan que en algunas ocasiones tuvieron que desembolsar para comprar materiales que les permitieran dejar los cuadernos presentables. Sin embargo, aseguran que durante estos ocho años les ha dejado grandes satisfacciones apoyar a niños para que continúen sus estudios y no abandonen la escuela por falta de material.

“No es solo dar una libreta, no es solo dar 100 hojas de papel; es dar una esperanza, posibilidades. El tener una libreta te abre muchas oportunidades y eso representa para nosotros”, coincidieron.
Previo al inicio del ciclo escolar 2025-2026 esperan recaudar una considerable cantidad de libretas usadas provenientes de Valle de Bravo, las cuales serán recolectadas por una asociación. Añadieron que en ocasiones otras personas les ayudan a formar los cuadernos con material reciclado.
Una multitud de estudiantes
El Estado de México tiene la matrícula estudiantil más grande del país, con más de 4 millones de alumnos en todos los niveles educativos. La educación básica concentra la mayor parte.
El ciclo escolar 2024-2025 concluyó con una matrícula de 14 mil 647 estudiantes en educación inicial; 426 mil 974 en preescolar; un millón 602 mil 778 en primaria; 832 mil 852 en secundaria; 646 mil 810 en media superior; y 458 mil 933 en nivel superior, atendidos por 251 mil 802 docentes en 25 mil 337 planteles distribuidos en toda la entidad.
En total, en la entidad laboran 226 mil docentes en 23 mil 930 escuelas distribuidas en todo el territorio mexiquense.
El próximo ciclo escolar 2025-2026 iniciará el 1 de septiembre de 2025 para educación básica y media superior, mientras que en el nivel superior el regreso a clases será en fechas escalonadas entre el 3 y el 25 de agosto.
Situación de pobreza escolar
De acuerdo con el análisis de los resultados de la medición de la pobreza multidimensional 2024, publicado el 13 de agosto por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la entidad mexiquense es la séptima con menor porcentaje de población con rezago educativo en comparación con los otros 31 estados de la República.
El rezago educativo es la no conclusión de la escolaridad obligatoria en la edad esperada, situación que la mayoría de las veces está estrechamente relacionada con las posibilidades económicas de las familias con menores en edad escolar.
En este escenario, la labor de este “hospital” benefactor puede marcar la diferencia. Mucha gente ha dado un merecido reconocimiento a las “doctoras” Karina, Karen y Lourdes, quienes han despertado la solidaridad de familiares, amigos y ciudadanos altruistas con esta causa.
Quien desee unirse para apoyar puede mandar mensaje al teléfono: 722 631 8101, o visitar su página de Facebook: Banco-hospital de Libretas.
MD