Con ecos de Nikolai Gógol, Leo Perutz e Isaac Bashevis Singer (uno de los personajes, Sabbatai Zevi, proviene de Satán en Goray), Los vendedores de almas (Alfaguara) exhibe dos infrecuentes singularidades en este tiempo mexicano: su renuncia a interrogar al presente y su voluntad de contar, a la manera del peregrino sentado junto al fuego después de presenciar los reveses y los ascensos de los otros, por el mero impulso de transformar el ánimo del lector.

Alejandro Páez Varela no solo reconfigura el pasado —entre 1666 y 1939, con largos intervalos que matizan la trama— sino que recrea una atmósfera política y emocional entre las comunidades judías de Grecia, Alemania y Polonia. Por fortuna, no se deja llevar por las chapucerías de la novela histórica y, sin faltar a la veracidad documental ni a la verdad de la ficción, teje una historia de migraciones, de mudanzas e imposturas que han sido marcadas por el hierro del racismo, la intolerancia religiosa, la xenofobia.
Entre Tesalónica y Nuevo México, es decir, entre los escenarios que señalan el inicio y el final de la trama, Los vendedores de almas va sembrando claves que prefiguran, y más tarde pregonan, el encumbramiento del nazismo. Lo hace a través de tres linajes judíos que han probado el infortunio y la prosperidad, el exilio y la pertenencia, las muchas vueltas que anuncia la rueda de la fortuna. Esos personajes representan al individuo en pugna con las fuerzas imbatibles de la historia. Aman, comercian, se alimentan de la música, enferman, cultivan la amistad, sirven a su familia… a pesar de las noticias cada vez más funestas: la fiebre nacionalista, el antisemitismo y algo —señales, augurios— que parece la entronización del Mal.
Fronterizo, una condición anfibia y descolocada, ciudadano de aquí y de allá, Alejandro Páez Varela ha emprendido un largo viaje temporal y espacial en busca de inesperados azares e impensables genealogías. Al mismo tiempo, ha dado un renovado impulso a un género que no goza de buena reputación, sobre todo por las manos torpes en que ha caído: la novela de aventuras, aquella que conjuga la ambición artística y la dimensión ética de las acciones humanas. Esa es la hondura alcanzada por Alejandro Páez con Los vendedores de almas.
Los vendedores de almas
Alejandro Páez Varela | Alfaguara | México | 2025
AQ