Ganadora de cuatro premios Grammy en la categoría de mejor álbum pop instrumental, así como uno por mejor interpretación de R&B, la banda estadunidense Snarky Puppy fue fundada en 2004 por Michael League. Inicialmente se conformó con la colaboración de nueve compañeros del programa de jazz de la Universidad del Norte de Texas; actualmente el grupo está integrado por 21 músicos.
Al principio su propuesta se derivó de un jazz académico, pero con el tiempo se volvió menos rígida gracias a la participación de músicos de diversos géneros. La agrupación, que ha tenido gran éxito entre el público joven, regresa a México para ofrecer dos conciertos: el 26 de septiembre en el C4 Concert House de Guadalajara y, al día siguiente, en el Auditorio Blackberry de Ciudad de México.

Michael League comenta en entrevista que cuando estaba en la universidad quería “formar un grupo que fuera una combinación de mis cosas favoritas de estilos de música distintos: góspel, jazz, blues, pop, rock, r&b, hip hop, música brasileña, de Europa del Este, de Turquía, etcétera. Al principio éramos 10 músicos porque quería tener una buena cantidad de texturas. Con un trío sólo se puede pintar con tres colores, pero con más personas, especialmente tocando instrumentos distintos, se logran más cosas. Tenemos teclados, vientos, percusión, batería, bajo, guitarra, voces. Con todo eso puedes tejer un lienzo sonoro mucho más amplio”.
Contar con hasta 21 elementos en el escenario constituye un reto, pero tiene su compensación por el espacio creativo que han construido: “Sí hay algunos problemas, obviamente la sobrevivencia se vuelve algo difícil, pero el objetivo de la banda nunca ha sido ganar un montón de dinero —dice League entre risas—. Nuestro objetivo siempre ha sido creativo; de hecho nadie de nosotros pensaba que esta banda se convertiría en nuestra carrera, en algo que nos permitiría mantenernos. En Snarky Puppy hacemos todo por diversión y creatividad”.
League asegura que el sonido del grupo ha evolucionado mucho. “Al principio todos éramos estudiantes y el sonido era mucho más acústico, muy del terreno del jazz, pero cuando los mejores intérpretes de la música negra estadunidense de Dallas se unieron a la banda todo cambió. El estilo, nuestra forma de tocar, nuestras intenciones se volvieron algo más espiritual, más emocional y directo. Creo que antes había demasiado intelectualismo en la música”.
Tal vez eso es lo que ha resonado con el público joven que asiste a sus conciertos, se le sugiere al líder del grupo que tiene como lema: “música para la mente y el cuerpo”. Entre risas, League declara: “después de 21 años nosotros seguimos envejeciendo, pero a la vez seguimos jóvenes. Nuestras edades cambian, pero no las de nuestro público. Es un fenómeno extraño que esta música siga siendo atractiva para generaciones nuevas”.
“Cuando tienes 17 años o más, quieres ver en el escenario a gente que toca de manera muy virtuosa. Incluso si la forma de tocar no es musical, te interesa. Obviamente con más edad y experiencia, esa cosa del virtuosismo se va y te interesan cosas que tienen más sentido musical, cosas más sencillas y directas. Pero si puedes encontrar un grupo que haga las dos cosas a la vez, mejor, porque es interesante para la gente que está aprendiendo y quiere músicos que toquen a nivel muy alto, pero, también para quienes quieren escuchar melodías sencillas, más profundas”.
Desde su perspectiva, League considera que Snarky Puppy vive “el mejor momento de su vida como banda. Digo esto porque, básicamente, todo mundo tiene la habilidad de tocar a un nivel muy alto técnicamente, pero también disfrutamos más de las cosas sencillas. Ya no llenamos cada momento con notas, y cuando componemos nuestra intención es escribir algo sencillo, que tenga sentido, algo que se pueda relacionar con el público, pero que no sea demasiado intelectual”.
Una de las claves del sonido del grupo es que sus integrantes están en la misma sintonía. Esto se debe, asegura su fundador, a que “los músicos no se sienten presionados a demostrar nada, sino que están seguros de sí mismos y de su habilidad para improvisar a un nivel más alto. Sobre todo es gente que piensa en la música como un todo, en lugar de pensar exclusivamente en su papel. De los 21 músicos del grupo, 19 o 20 son productores, entonces todo mundo está pensando en el todo. No nos interesa ser acróbatas de la música”.
PCL