Desde su estreno en 2016, MYST ha planteado un recorrido musical y visual que propone un viaje sensorial por distintas décadas, desde clásicos de los 70 hasta éxitos contemporáneos. El repertorio y la energía del elenco de 36 artistas se entrelazan con las emociones del público para crear una experiencia distinta en cada función.
“No hay una historia que contar. La historia la haces tú, con lo que recuerdas, con lo que sientes”, dice Alex Brizuela, uno de los intérpretes del elenco. Para él, MYST funciona como un catalizador emocional: una noche construida desde los recuerdos musicales del espectador.
El formato es particular: más de 120 canciones por noche, interpretadas sin pausas por 12 cantantes, 12 músicos y 12 bailarines, en un escenario que combina tecnología, visuales, vestuario y coreografía, todo en vivo. No hay personajes ni narrativa convencional, pero sí un hilo conductor: la música como punto de encuentro.

Una celebración en movimiento
“Esto no es teatro musical, tampoco es un concierto como tal”, explica Ceci de la Cueva, actriz y cantante. “Es un híbrido donde no puedes detenerte, donde cada noche pasa algo distinto. No hay segundas tomas, y eso te obliga a estar muy presente”.
Ese “presente” incluye un ritmo intenso. Entre 80 y 90 cambios de vestuario ocurren por función, mientras el elenco mantiene una ejecución continua durante dos horas y media. La selección musical va del soul al pop y del rock al funk.
“MYST te exige estar despierto emocionalmente todo el tiempo”, agrega Johnny Sigal, también parte del elenco. “Es muy demandante, pero justo por eso funciona. No se trata de nosotros, se trata de lo que se genera en la sala”.

Más allá del escenario
El concepto ha sido pulido a lo largo de los años bajo la dirección de Marialaura Medina de Salinas, Alexis Lippert, Memo Alegret, Felipe Fernández del Paso y Chacho Gaytán, quienes han apostado por un espectáculo que mezcla entretenimiento, exigencia artística y un enfoque sensorial.
Hoy, MYST se presenta de forma continua en el Foro Totalplay de Antara Polanco, con funciones que logran reunir públicos diversos. Para los artistas, también ha sido una oportunidad para reconectar con el oficio desde otro ángulo.
“Te enfrentas a ti misma cada noche”, dice Sofía Garza, quien suma ya varias temporadas con el proyecto. “No hay una máscara detrás de la cual esconderte. Estás ahí, con tu voz, tu cuerpo, tu historia. Y eso te obliga a ser honesta”.
Karla Centeno, actriz y cantante con formación en teatro musical, destaca que una de las claves de MYST está en el ritmo interno que cada integrante aprende a reconocer. “Es como una conversación musical entre todos: músicos, cantantes, bailarines, y el público. Y cada uno aporta desde su historia”, explica.
El resultado es un espectáculo que, sin cambiar su esencia, logra renovarse constantemente. En un escenario donde todo está coreografiado al segundo. Quizá por eso, para quienes lo integran, MYST no solo se canta: se vive.
GCM