Series tan famosas como Friends han abordado el tema de las relaciones sexuales con las o los ex. Como en aquel episodio del videotape donde, accidentalmente, quedó grabado el encuentro sexual entre Ross y Rachel cuando ya eran ex pareja.
Sin embargo, ahí la sorpresa no fue el acto perse— ni el hecho de que Rachel quedó embarazada después—, sino el que ella recurrió a una táctica de Joey para insinuar discretamente a Ross que quería tener sexo con él. O como Chandler lo describió, a “la historia mágica que usas cuando quieres tener sexo”.
Pero en la vida real esta práctica aún genera controversia. Tanto así, que algunas personas prefieren mantenerlo en secreto para evitar señalamientos, críticas o cuestionamientos. Y esto no responde a otra cosa más que a un asunto cultural.
“Hay esta narrativa de que si terminaste una relación, tienes que cortar el contacto por completo. Y cuando pasa eso (el sexo), socialmente se ve como que caíste en la relación o en la dependencia”, explicó la psicóloga, Adriana González Piña, a MILENIO. Aunque, subrayó, “la realidad es mucho más compleja de cómo es visto, porque el cuerpo y el deseo no responden con el lineamiento de nuestra razón o de lo que pareciera lógico”.

¿Por qué las personas tienen relaciones con sus ex?
La creencia popular dicta que el duelo por una ruptura implica el “contacto cero” y cortar de raíz cualquier emoción o recuerdo. Es decir, sea por la razón que haya terminado aquel vínculo, el objetivo es no volver a saber nada de esa persona.
Por ello, mantenerlo en secreto es la mejor solución para las ex parejas que decidieron tener un encuentro sexual. Las razones son varias: apego, nostalgia, reactivar emociones, mantener viva la última esperanza de regresar o, simplemente, por puro placer.
De ahí que cuestionar “¿Para qué lo estoy haciendo?” es de los puntos más importantes que González Piña recomendó tomar en cuenta dentro de estas dinámicas.
Por ejemplo, algunas personas vuelven a tener sexo con su ex por un tema de familiaridad. Es decir, el mero deseo de reencontrarse con la persona con quien exploraron su sexualidad y, por ende, que ya conocen sus cuerpos, sus gustos y necesidades.
“Si tú tienes esa claridad, puede ser algo válido. (...) Si es placer o curiosidad, puede llegar a suceder”.
¿Pero en qué circunstancias es perjudicial? Una, cuando recién entramos al proceso de duelo— o estamos en una etapa no muy avanzada—, ya que puede interrumpirlo y, por ende, “la nostalgia te mueve a no dejar ir”.
Algo similar ocurre con el apego. Si bien influye la historia personal, aquí la persona ve el sexo como una vía rápida para llenar el vacío causado por la falta de contacto físico, en lugar de “indagar, atenderlo y no dar espacio a generar codependencias”. Otra situación es cuando una de las partes aún tiene la esperanza de restaurar la relación a través de las relaciones sexuales.

Como bien lo señaló la especialista, el deseo desafía cualquier norma de lo ético y del “deber ser”. Por lo que más allá de decir si es o no correcto, lo crucial es tener claro para qué o con qué objetivo se toma esa decisión. Claro, toda vez que el proceso del duelo esté avanzado, no haya expectativas ocultas ni estén movidos por “la carencia”.
“Mientras haya una claridad emocional, límites definidos y comunicación honesta de lo que se está buscando, puede ser algo hablado y maduro. (...) Y si se moviliza algo, seguir siendo claros y mejor detener este tipo de encuentros”.
“El foco de atención debe estar en la regulación emocional y el autoconocimiento. Preguntarse: ‘¿Esto me acerca a lo que quiero sanar o me deja más confundida o confundido?’ Porque también el cuerpo merece ser cuidado desde la consciencia, no nada más del ‘tengo ganas’”.

Sexo después de romper: ¿Es diferente?
Aunque dos personas hayan terminado una relación, el sexo entre ambas no volverá a ser igual que un encuentro casual. El cuerpo guarda emociones, sensaciones y recuerdos— más positivos que negativos— que se activan en cuanto ocurre la relación sexual.
“Estamos hablando de un ex, no de algo casual. (...) Claro que se siente distinto porque ya tienes toda esta historia corporal y emocional que con alguien nuevo no”, explicó González a MILENIO.
Asimismo, el deseo es más intenso cuando hay novedad. Y las rupturas también representan un cambio por varias razones: desde que se entra a un tipo de abstinencia sexual, la mayoría de fricciones terminan y, si deciden reencontrarse, las partes se convierten en cómplices.
“Se vuelve una novedad hasta cierto punto porque es un tema de complicidad, de secreto y todo eso los hace factores que puedan ser mucho más gustosos o alimento para el deseo sexual. Y eso hace que puedas tener interacciones muy distintas a cuando era pareja”.
Ante la ruptura de una relación, la vida sexual en pareja también termina; no así la sexualidad individual, o sea, la capacidad de disfrutar del placer, la satisfacción y la actividad emocional. Esa es propia y, el fin de una relación, implica “reapropiarse de lo que es tuyo”.
“Es vivir un duelo en cuanto a ‘¿Dónde he depositado mi capacidad sexual?’. Lo he vivido de manera compartida con esta persona, pero no le pertenece como tal. (...) Sí puede haber este anhelo de ser acariciados o tocados, pero justo es volver a encontrarte y después, si quieres, seguirlo compartiendo”.
ASG