Escoger el primer juguete sexual ya no es tarea fácil y puede resultar confuso ante la gran diversidad de productos en el mercado. Así, no es extraño que preguntas como “¿Son mejores los dildos que los succionadores?”, “¿Hay varios tipos de anillos?” o “¿Cómo funciona cada modelo?” surjan al ver los estantes de una tienda erótica o “checar” todo el catálogo de su página virtual.
Por ello, estar informadas o informados será clave para encontrar el juguete que más se adecúe a las necesidades y deseos. Sin embargo, no se trata de buscar respuestas en el consultorio del o la mejor sexóloga en nuestra localidad, sino de estar consciente de los gustos, placeres y lo que se desea experimentar.
"Lo que no se vale es no estar 100% seguro o segura, porque si no estás segura, capaz que te lo compras y se va a quedar guardado en el closet. Va a ser ahí dinero este desperdiciado y hasta, yo digo, el juguete se va a poner triste porque no va a cumplir su objetivo de dar placer", señaló Fernanda Zárate, maestra en sexología clínica y vocera de Lelo, en entrevista a MILENIO.

Antes de comprar, pregúntate...
Cuestionar qué tipo de sensación se quiere experimentar es el primer paso antes de googlear “los mejores juguetes sexuales” o, incluso, de consultar las opiniones, recomendaciones o experiencias de las amistades más cercanas.
Para ello, la maestra en sexología clínica plantea tres preguntas que toda persona debería contestar y tener claro antes de adquirir su primer juguete.
La primera está relacionada con las estimulaciones ya conocidas— por ejemplo, dice la experta: “¿Me gustaría un juguete que estimulara la zona que yo estimulo cuando me toco?”—; mientras en la segunda se reflexiona por las sensaciones que se desean descubrir y experimentar.
En tanto, con la última pregunta se debe plantear el “¿Para qué voy a usarlo?”. Quizá con el fin de utilizarlo durante unas vacaciones en la playa y experimentar nuevos estímulos bajo el agua; turnarlo durante el sexo en pareja o, por qué no, de “cambiar las reglas del juego” y utilizarlo fuera de su propósito inicial.
“El juguete es el que se adapta a tus necesidades de estimulación del momento. No tú a los juguetes”, subraya Zárate.
Un juguete para cada sensación

Tener estas preguntas claras facilitará la elección del primer juguete, aunque dudar en una que otra tampoco es obstáculo.
De ser el caso, otra recomendación de la sexóloga es “ir de menos a más”, o sea, partir con los modelos básicos para, eventualmente, llegar a los de tecnología más avanzadas o multisensoriales.
“Los más sencillos son la familia de (vibradores de) balitas, generalmente de uso externo, para estimular el clítoris y otras zonas del cuerpo como los pezones o atrás de las orejas. La mayoría trae una forma de estimulación, pero con varios niveles de intensidad”, explicó. “Pueden ser un buen punto de partida para empezar y, de hecho, por eso entre los juguetes desechables que luego encontramos en las tiendas de conveniencia casi siempre hay balitas”.
Pero si esta opción resultara muy sencilla o poco divertida, se puede optar por otras familias de juguetes, tales como los succionadores; los cuales estimulan directamente al clítoris mediante vibraciones por pulsación de aire que simulan una succión: “De hecho, ningún succionador succiona”.
En este grupo también hay variedad de productos y sensaciones, pero se pueden dividir en dos categorías: los de boquilla angosta y ancha. Estas últimas no sólo abarcan el clítoris, también el capuchón y parte de los labios internos de la vulva.
“Lo hace más tipo slow sex y eso lo hace ideal para quienes consideran que tienen el clítoris más sensible o les gusta la estimulación intensa, pero suave”.
¿Y si quiero estimulación interna?
Entre las alternativas más comunes están los dildos: usualmente sin vibración, de forma fálica y fabricados con materiales como el jelly o silicón de grado médico; siendo este último el más recomendado por Fernanda Zárate.
“El jelly de pronto es poroso y puede guardar bacterias. No hay en el mercado jelly de buena calidad hasta el momento”, comentó a MILENIO.
Pese a que su forma clásica no es vibradora, este juguete suele traer una “especie de ventosa” en la base que se adhiere a cualquier superficie (como una mesa o la pared) y permite cambiar de posición.
En tanto, los dildos con vibración no sólo estimulan la cavidad vaginal, también pueden utilizarse en pezones, espalda u otro lado del cuerpo como si fuera “una bala gigante”.

De igual manera, hay vibradores en curva hechos específicamente para estimular el punto G y que la persona pueda eyacular; toda vez que esté “relajada y conectada con tus sensaciones y placer”. En esta categoría también hay variedad de modelos y funciones:
“Hay unos que suben y bajan como gusanito, o hay otros que traen una especie de balines (como los que se ponen en las orejas) que giran. Hay muchas tecnologías”, explicó Zárate.
Para quienes buscan ambas estimulaciones (internas y externas) existen los juguetes multiorgásmicos. Un claro representante de esta familia es el modelo Rabbit— que se disparó a la fama tras aparecer en Sex and The City —, aunque hay otros mucho más pequeños o discretos.
“De pronto hay personas que se impactan y dicen: ‘No, eso no me va a entrar. No hay manera. Qué dolor’. (...) A veces podemos sentirnos incómodas por lo que vemos y decimos: ‘¡Ay no, eso está gigante!’. Entonces es mejor elegir uno que te haga sentir cómoda a la vista”.
Por supuesto, los juguetes anales tampoco pueden pasar desapercibidos. Y para quienes sus intereses vayan a ese tipo de placer la sexóloga enlistó los plugs y los llamados “rosarios anales”: los primeros, al haber de varios tamaños, dilatan el ano a fin de facilitar la introducción de otro juguete o el pene; mientras los segundos se componen de bolas de diferentes tamaños.
EL DATO...¿Es necesario ir con una sexóloga antes de comprar mi primer juguete sexual?
“No necesariamente”, contestó Zárate y especificó que el acompañamiento profesional se recomienda en casos específicos: cuando hay juicios de por medio; dificultad para experimentar orgasmos u otras situaciones eróticas o desinformación tras visitar una tienda erótica.
Juguetes sexuales para parejas
Las tres preguntas clave (cuáles sensaciones me gustan, cuáles quiero experimentar y para qué) también aplican en aquellas parejas que tienen pensado incluir un juguete a su vida sexual.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la decisión e incluso elección depende de su contexto. Por ejemplo, menciona Fernanda Zárate, en parejas heterosexuales el hombre suele buscar un modelo para atender las necesidades de la mujer, aunque “es común que compren el más grande que vean, o el más potente o con más tecnología. Y a lo mejor no es la estimulación que ella disfruta”.
Para evitar esos errores, además de informarse y tener claras las preguntas base, la sexóloga también recomienda que las parejas visiten sex boutiques para ver todos los juguetes y preguntar todas las dudas. O si es una tienda virtual, visitar su página web, explorar el catálogo y leer detenidamente cómo se utiliza cada modelo.
“No compren en el momento. Regresen a casa y reflexionen sobre cuál les llamó más la atención; si una persona lo usaría o las dos; cuál sí usarían; cuál no, etcétera. Tener claro eso y, ya que lo tengan bien decidido, regresar por el juguete”.
Si se decidiera utilizar el juguete al mismo tiempo, existen sólo dos opciones: una para penes y otra para vulvas. Para los primeros están los anillos vibradores, los cuales suelen ser el primer juguete sexual de los hombres: “Les permite tener el control y la realidad es que lo reciben bastante bien”.
Mientras que las personas con vulva pueden utilizar los de forma en “C”, cuya estructura permite estimular la parte externa e interna de la vagina. “Es un juguete muy amable para las parejas”.
Sin embargo, “nada está escrito en piedra”: aunque se hicieron con un fin, los juguetes sexuales son los que pueden adaptarse al placer de cada persona o cada pareja, y no viceversa.
Fernanda Zárate suele comparar su uso con nuestra fruta favorita, en su caso, la jícama: “Claro, es deliciosa al natural, pero un poco de chilito en polvo o chamoy la hace mucho más disfrutable”. Y así con los juguetes:
“Es simplemente otra posibilidad que tenemos para disfrutar”, atajó.
ASG