Desde una oficina en la Ciudad de México, Carlos Covarrubias Méndez contesta el teléfono con una voz tranquila, pero firme. Es asesor en salud sexual y actualmente coordina el proyecto de consejería en cuidado placentero en Inspira Cambio A.C., una organización que ha resistido recortes presupuestales y una pandemia para acompañar, sin prejuicios, a personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
A lo largo de los casi cuatro años que lleva en la asociación, Carlos se ha percatado de que lo más complicado para tratar el VIH en México no es acceder a una prueba, sino todo el proceso posterior. En entrevista con MILENIO compartió cuáles son los mayores retos para ello.

¿Cómo es la atención para el VIH en México?
Idealmente, después de que una persona se somete a una prueba rápida de VIH y ésta arroja un resultado reactivo, el procedimiento para atenderse debería ser sencillo: tener una prueba confirmatoria, obtener su carga viral a partir de una muestra de sangre y recibir el tratamiento antirretroviral (TAR) correspondiente. Sin embargo, las barreras burocráticas y la inadecuada distribución de los servicios hacen que la realidad sea muy distinta.
En lo que respecta a las labores de Inspira Cambio A.C., cuando alguien recibe un resultado reactivo a VIH le ofrecen atención que consiste en pruebas complementarias (relacionadas con otras infecciones de transmisión sexual) y en una consejería para conocer más sobre su experiencia de vida. Durante este acompañamiento se explora si la persona consume alguna sustancia, si es migrante o si ejerce el trabajo sexual, por mencionar algunos aspectos.

Si la persona cuenta con seguridad social es canalizada al área de epidemiología correspondiente, ya sea del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para obtener su carga viral y comenzar con su tratamiento.
En caso de que no tenga seguro, se le brinda la atención de acuerdo con su lugar de residencia:
- Si vive en la CdMx, puede ser atendida en las Clínicas Especializadas Condesa (en las alcaldías Iztapalapa y Cuauhtémoc).
- Si vive en otra entidad se le remite al Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) que corresponda a su domicilio.
Sin embargo, es en este punto en donde se perciben los primeros estragos de la centralización de servicios, pues mientras la CdMx cuenta con unidades y espacios suficientes para brindar atención, hay estados de la república como Aguascalientes, Michoacán y Puebla que sólo tienen un CAPASITS en su territorio.

Información desactualizada y centralización: los principales problemas para atender el VIH
Carlos reconoce que México ha avanzado en algunos aspectos, como la apertura de mesas de diálogo con autoridades locales y federales. No obstante, los problemas estructurales siguen siendo los mismos: centralización de servicios en grandes ciudades, ausencia de campañas de información sostenidas y una brecha enorme entre lo que se promete en papel y lo que realmente llega a las personas.
"Muchas personas creen que tienen que pagar por el medicamento cuando realmente el tratamiento antirretroviral es gratuito a nivel nacional", menciona Carlos.
Una de las complicaciones más comunes para que las personas con VIH inicien su tratamiento se relaciona con la falta de agilidad en los trámites.
"Si una persona pasa de tener seguridad social a ya no tenerla, puede haber un período en el que no tenga acceso al tratamiento porque en su trabajo ya la dieron de baja, pero esa información no se actualiza en el IMSS o el ISSSTE".
En el mejor de los casos, desde el momento en el que una persona recibe su diagnóstico hasta que recibe sus medicamentos puede pasar aproximadamente un mes.

Otra dificultad constante se refleja en la inversión de tiempo y recursos que las personas residentes en el interior de la república deben hacer para acudir a los CAPASITS, ya que suelen estar a grandes distancias de su hogar.
"No podemos hacerlo solos": un llamado a las autoridades para asumir su papel
Desde el sexenio pasado Inspira Cambio A.C. dejó de recibir financiamiento público, por lo que sus integrantes se vieron orillados a buscar subsidios de otras fuentes, incluidas farmacéuticas y proyectos sociales tanto de México como internacionales. Sin embargo, los recursos no siempre son suficientes.
"Herramientas de servicio médico, guantes, toallas alcoholadas y otros insumos tenemos que adquirirlos nosotros".
El 14 de febrero de 2019, el gobierno del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador canceló los subsidios a las organizaciones de la sociedad civil con el argumento de combatir la opacidad y la corrupción.
Un año después de que se implementara dicha medida, la pandemia por Covid-19 azotó al país y provocó el cierre de muchas de estas asociaciones. No fue el caso de Inspira Cambio. "Se compraron trajes, guantes y cubrebocas, todo con recursos propios, pero no se dejó de dar atención", mencionó Carlos.
"Puedo decir que nuestro trabajo realmente impacta en la comunidad, porque las personas siguen regresando y nos dan la confianza de hablar de sus diagnósticos, pero no podemos hacerlo solos. No podemos atender a las 130 millones de personas que viven en este país".
BM.