Emprender en el camino de la crianza respetuosa requiere paciencia, autocontrol y disposición para enfrentar los momentos de terquedad, los berrinches incontrolables y el impulso por recurrir a las nalgadas, ‘chanclazos’ o manazos como herramienta de control.
Contrario a lo que se llega a ver en redes sociales, este tipo de educación no es sinónimo de permisividad. Sino que promueve los límites, las consecuencias y la autoridad a la par que la regulación emocional. O en palabras de Alejandra Zertuche, psicóloga infantil: “No significa que ellos tengan razón, sino es validar lo que sienten”.
Por ello, tomar la decisión de criar bajo este sistema implica ser consciente de las fortalezas, debilidades y hasta los “demonios sin resolver”. Pues si bien nadie nace sabiendo cómo ser mamá o papá, criar respetuosamente no hará más fácil esa tarea.

Respetuoso no es lo mismo que permisivo
Cualquier tiktok al estilo “así se ve un mal día en la crianza respetuosa” suele estar acompañado de al menos una crítica en la sección de comentarios. Desde quienes señalan al pequeño o pequeña como “una malcriada”, hasta los que aseguran que un golpe sería suficiente para detener el berrinche.
Pero un sólo día o unos segundos no definen la esencia de la crianza respetuosa, sino la capacidad del menor para expresar los sentimientos, ser consciente de las consecuencias de los actos y forjar la autoridad sin golpes ni castigos.
“La crianza respetuosa es enemiga del castigo, como golpes, ‘cinturonazos’ o ‘chanclazos’. Son consecuencias”, dijo Alejandra Zertuche en entrevista con MILENIO. Y entender esa regla será crucial para quien decida implementar este tipo de educación con sus hijas o hijos.
“Si eres una mamá o papá que no pone límites, no te va a funcionar. Porque hay muchos que dicen ‘Sí voy a entrarle’ y piensan que todo es decirle que sí. Y si no el niño no quiere, pues no quiere. Y no va de esa manera”, mencionó la psicóloga infantil.
El dato...¿Hay edad para la crianza respetuosa?
Entre más bebecitos sean los hijos o hijas, más entenderán e internalizarán la idea del “Yo te respeto, tú me respetas”, así como las rutinas y horarios.También mamás y papás pueden optar por la crianza respetuosa cuando sus niños o niñas sean más grandes; toda vez que la implementen progresivamente: cada vez menos gritos, más comunicación y preguntándoles.
Curar las heridas de la infancia
Una parte importante de las generaciones que están entrando a la paternidad y maternidad fueron educados por el sistema tradicional. Es decir, aquel que se regía por regaños, reprimendas violentas, disciplina rígida y reglas autoritarias.
Y aunque algunas personas— especialmente en redes sociales— presumen “estar bien” o aseguran “que no les hizo ningún mal”, las heridas que pudieron abrirse en la infancia y adolescencia no cerraron, o no correctamente. ¿Y qué ocurre con esas? Re-surgen ante la llegada de los hijos o hijas.
“Se van a activar tus heridas de la infancia. (...) No te enciende el hecho que el niño o la niña esté gritando, sino lo que recuerdas de lo que viviste ante esa conducta. Traemos heridas de la infancia”.
Por ello, Zertuche recomendó el acompañamiento profesional tan pronto la pareja sepa del embarazo; aún si vayan o no a ser partidarios de la crianza respetuosa. De otro modo, pueden volverse más propensos a repetir inconscientemente patrones y conductas.
“Los niños van a encender todas las heridas que tú traes: que si tira algo y tú recuerdas que tu mamá te gritaba, entonces también lo vas a hacer. (...) El niño está aprendiendo, realmente al que le están removiendo algo adentro es a sí”.

Mamá y papá siguen tomando las decisiones
Cuando un niño o niña no quiere recoger sus juguetes para ducharse o se tira al suelo y empieza a dar pataletas, usualmente no lo hacen con conciencia. Sino que están en ese proceso de aprender y familiarizarse con las reglas sociales de su entorno; y ahí entra el papel de mamá y papá.
Confundir crianza respetuosa con “hacer lo que ellos quieran” pueden condenar a las hijas e hijos a ser generadores de conflictos con personas de otros contextos como la escuela, el círculo de amigos, el club deportivo, etcétera.
“Esa permisividad va a causar problemas. (...) Tú eres una guía en la crianza respetuosa. Hay que poner un límite: hay cosas que sí puedes respetar su decisión y otras en las que no”.
— ¿Entonces es válido permitirles tomar decisiones?, cuestionó Notivox a la especialista
— Sí, pero con límites y reglas según la situación. Por ejemplo, si vas a ir a una fiesta y tú como mamá sabes que sólo pueden escoger entre un vestido u otro, la niña también tiene que aprender esa parte de medir. No están todas las opciones del clóset. Ahí ya pusiste un límite que normalmente no tendrías en casa. Tú le estás marcando una regla a final de cuentas.

Beneficios de la crianza respetuosa
La columna vertebral son las emociones. Es decir, validar, trabajar y reflexionar sobre cómo las niñas y los niños se sienten ante un hecho o una conducta y las consecuencias de la misma.
De esa manera, mamá y papá no sólo van enseñando a regularlas, también a expresar e identificar las situaciones que los hacen sentir felices, enojados, molestos, incómodos, tristes, asustados o en peligro durante su infancia y en situaciones futuras— tanto dentro del seno familiar, como fuera de éste—.
“Enseñarles a decir "no ","alto ","no me gusta” o “no quiero”. Usualmente, con respeto y sin ser groseros”, detalló la especialista. “Si desde chico aprendiste a decir lo que te molesta, evitarás un problema gigantesco. (...) Vas a evitar a futuro que tengan complicaciones emocionales o que no digan lo que sienten para evitar un problema; porque hay gente que no le gusta que ‘le digan sus cosas’”.
ASG