Ciencia y Salud

¿Pueden los terremotos del pasado predecir los del futuro? Científicos encuentran patrones sísmicos en México

Un grupo de geofísicos analizó y comparó información sobre grandes sismos en una importante zona geográfica de México, notaron que algunos eran prácticamente idénticos.

Al menos cuatro momentos marcaron a México en 1962: el asesinato del guerrillero y revolucionario Rubén Jaramillo, la visita de John F. Kennedy, un accidente de radiación en la capital del país y un terremoto de magnitud 7 que provocó un pequeño tsunami  en las costas de Acapulco, Guerrero el 11 de mayo.

Cerca de seis décadas después, en un mundo muy distinto al de aquel tiempo, ocurrió un escenario casi idéntico, al menos, geofísicamente hablando: el 7 de septiembre de 2021 Guerrero nuevamente fue epicentro de un sismo de magnitud 7 con riesgo de tsunami.


Cuando los geofísicos analizaron los datos notaron que tanto el evento de mayo de 1962, como el de septiembre de 2021 presentaban sismogramas (es decir, registro gráfico del movimiento del suelo), prácticamente idénticos.

“Estamos viendo evidencia de sismos repetidos después de varias decenas de años a lo largo de la costa de México”, comparte Miguel Ángel Santoyo García Galiano, investigador titular del Instituto de Geofísica de la UNAM especializado en grandes terremotos.

El también doctor en Ciencias de la Tierra participó, junto con otros tres colegas, en una investigación para analizar si existían patrones dentro de los movimientos telúricos que experimenta el país.

Tras analizar sismogramas históricos notaron que algunos temblores originados a lo largo de la zona de subducción mexicana, especialmente entre Guerrero y Oaxaca, parecen repetirse.

“Por ejemplo, al comparar un registro de un sismo de 1928 —obtenido en una estación en Europa— con un sismo de 1965 y otro de 2020, resulta que son idénticos, casi iguales ¿Eso qué significa? Es probable que estemos comenzando a entender el ciclo sísmico”, explica durante una entrevista con MILENIO.
Terremoto en Ciudad de México.
Al día de hoy no es posible predecir cuándo, en dónde o de qué magnitud será un sismo | EFE.

De acuerdo con los resultados, publicados en la revistas Seismological Research Letters en octubre de 2023, el equipo detectó que, además de Acapulco 1952-2021, existían otros dos casos de terremotos repetitivos:

En el este de Oaxaca se registraron sismos de magnitud ligeramente superior a 7 en 1928, 1965 y 2020, mientras que, en el oeste de esa misma entidad tuvieron lugar otros tres terremotos casi idénticos en 1928, 1968 y 2018.

Además, también detectaron que en 1928 y 1978 el centro de Oaxaca experimentó sismos muy parecidos pero no idénticos. Mientras que entre Michoacán y Colima ocurrieron otros terremotos en 1973 y 2022, considerados “cuasi-repetitivos”, porque, aunque no resultaron en copias exactas, tuvieron una estructura de ruptura muy parecida.

Así, los datos refuerzan la idea de que algunas fallas tienen un patrón de ruptura que se repite cada ciertas décadas.


“Es probable que después de varios años se esté repitiendo la sismicidad en algunas zonas muy particulares a lo largo de la costa de México”, asegura el Dr. Miguel.

Terremoto en Myanmar
Estudiar los grandes terremotos puede ser clave para la prevención | Especial

¿Se podrían predecir los sismos?

Entonces, si existen patrones entre ellos, ¿se podrían utilizar para conocer o prever los sismos? Aunque esa sería la idea, los geofísicos se enfrentan a un problema: no parece haber una pauta consistente.

En los años 60, cerca de Acapulco, se presentaron dos sismos seguidos: uno de magnitud 6.1 y otro de 6.2, con pocas horas de diferencia. Cincuenta años después volvió a temblar en esa zona, por lo que los investigadores habían planteado la hipótesis de que pasaría lo mismo: un sismo seguido de otro.

“Cuando ocurrió ahora, en los años 2020, nosotros pensábamos que se iba a repetir ese patrón. Resultó que no”.

Los terremotos son muy complejos y como explica el investigador de la UNAM, dependen de un sinfín de variables como el estado de esfuerzos tectónicos, la geología o la morfología del suelo oceánico. Además, y como ocurre a menudo, la Tierra termina operando de maneras inesperadas.

“Son tan complejos que uno podría pensar que es un proceso casi aleatorio aunque no lo sea”, agrega el especialista. 

De ahí la dificultad para descifrar a los grandes sismos. Al menos, con el conocimiento científico y la tecnología actual, no existe la posibilidad de prever en dónde, de qué tamaño y cuándo va a ocurrir el próximo. Por otro lado, aunque se pudiera pensar en tomar como referencia los ciclos entre un terremoto y otro, el subsuelo parece tener su propio tiempo.

“Los ciclos no son regulares, el número de años que hay entre ellos puede ser de 40 años y luego a la siguiente de 60. No hay un ciclo regular en años. Podríamos decir que ocurren cada 50 años +/- 20, entonces, no ayuda. Se mantiene la incertidumbre”

Si bien no existe manera de predecir los sismos, las investigaciones actuales pueden acercarnos a entender el tiempo promedio o estimado que transcurre entre un evento y otro.

A la par, abre puertas para detectar brechas sísmicas, es decir, segmentos de una falla geológica activa en donde aún no se han presentado sismos fuertes, pero que podrían experimentarlos en el futuro.


LHM 

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Lizeth Hernández
  • Lizeth Hernández
  • Más que contar, me gusta escuchar historias. Egresada de la FCPyS, UNAM, escribo para interpretar a una ciudad que se devora a sí misma. Actualmente cubro temas de ciencia, salud y en ocasiones, relatos del pasado.
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