La tarea escolar es un desafío no solo para los niños, sino también para los padres. Muchas mamás y papás comentan que no saben cómo ayudar en las tareas sin terminar haciéndolas ellos. Esta situación suele generar frustración, tanto en los niños como en los adultos, lo que convierte el proceso en algo pesado en lugar de una oportunidad de aprendizaje compartido.
La clave está en cómo acompañar de manera efectiva a los pequeños, y de esta forma generar que en algún momento ellos la realicen solos. La doctora Monserrat Treviño, médica psicoterapeuta y experta en salud cerebral y emocional, comparte tres claves esenciales para lograr este proceso.
El primero es crear un espacio tranquilo y sin distracciones. El entorno es crucial para que los niños se concentren. Es importante que tu hijo tenga un lugar fijo para hacer sus tareas, que cuente con buena iluminación y que esté libre de pantallas u otros distractores. Un espacio adecuado fomenta la concentración, ayudando a que tu hijo asocie ese lugar con el trabajo escolar, en lugar de con distracción y dispersión.
Otra clave es acompañar con preguntas, no con respuestas. Una de las mayores dificultades de los padres es la tentación de dar la respuesta correcta cuando el niño no sabe cómo concluir la actividad. Sin embargo, este enfoque puede restar autonomía y confianza al niño. En lugar de resolver el problema, trata de guiarlo con preguntas que fomenten el pensamiento crítico, como ¿Qué crees que sigue? ¿Cómo lo resolverías tú? Esto ayuda a que el niño o niña desarrolle habilidades para solucionar problemas de forma independiente.
Y finalmente, celebrar el esfuerzo no solo el resultado. Es importante reconocer el esfuerzo, no solo el éxito. Felicitar a tu hijo por el tiempo y la energía que dedica a las tareas, incluso cuando no se obtienen los resultados esperados, fortalece su autoestima y lo motiva a seguir intentándolo. Recordarle que lo importante es el proceso de aprendizaje y no solo entregar la tarea perfecta.
Más allá de las calificaciones
La UNICEF comparte que los niños no suelen sentir la motivación para aprender de manera natural. Muchos no identifican las ventajas de sus estudios a corto o largo plazo, por lo que el acompañamiento de un adulto es importante.
La motivación es el motor que impulsa a los pequeños a mejorar su desempeño escolar. Motivar significa darles razones para que lo que hacen valga la pena. Un niño motivado es más propenso a involucrarse en su aprendizaje, a enfrentar los retos con más resiliencia y a desarrollar una actitud positiva hacia los estudios.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, sugiere que para acompañar eficazmente a los infantes en su vida escolar es necesario involucrarse activamente, es decir, interesarse por el contenido que estudian los hijos.
Además se recomienda compartan elogios para reforzar comportamientos positivos. Un simple ´te felicito´ por el esfuerzo puede ser un gran impulso. El cansancio, la ansiedad o problemas emocionales pueden interferir con la concentración, por lo que se recomienda abordar los aspectos emocionales.
El mantener una comunicación con los maestros y estar al tanto de lo que sucede en clase ayuda a realizar un seguimiento conjunto del progreso del niño y, sobre todo, no enfocarse solo en las calificaciones, sino demostrar que lo importante es el aprendizaje que adquieren día a día. Con el acompañamiento adecuado, no solo se le estará ayudando a hacer sus tareas, sino también a formar una base sólida para su desarrollo emocional y académico.