El ex comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, ofreció una disculpa pública a las víctimas del incendio ocurrido en 2023 en la estación migratoria provisional de Ciudad Juárez.
En un discurso de 12 minutos que ofreció en el Museo de la Ciudad de México, el ex funcionario aceptó que se violaron los derechos humanos de los migrantes y reconoció que no hay palabras para resarcir las muertes y las lesiones de las personas que sobrevivieron.

“A todos les ofrezco, con humildad, una profunda disculpa por el sufrimiento y daño causado a ustedes y a sus familias que vieron cambiar sus vidas para siempre”, dijo parado en un atril frente a las víctimas que asistieron.
Para ver cara a cara a las víctimas, Garduño dejó pasar 914 días. Y aún así dijo que más allá de ser una formalidad judicial, este acto representa profundo respeto y transparencia.
Incluso dijo que con esto tiene la intención de que los hechos no queden impunes.
“A las víctimas sobrevivientes y lesionadas también reitero mis disculpas por las consecuencias permanentes que han quedado en sus vidas, de manera concreta en su salid física, mental, cognitiva y emocional. Nuevamente me disculpo”, subrayó.
Incluso, el ex comisionado matizó parte de su responsabilidad en el incendio que dejó un saldo de 40 personas muertas y 27 lesionadas de gravedad.
“El Instituto Nacional de Migración opera a través de oficinas de representación en las distintas entidades federativas, las cuales cuentan con un representante, quien es el encargado de velar por las condiciones adecuadas de las estaciones migratorias para garantizar su debido funcionamiento”, justificó.
Disculpa obligada, responden las víctimas
Después de sus palabras, vino la respuesta de las víctimas. Cinco tomaron la palabra para decirle que lo perdonaban, pero ninguno aceptó la disculpa.
El reproche fue sencillo, era una disculpa obligada porque lo salvaba de seguir adelante con el proceso judicial que pesa sobre sus hombros.
El venezolano Stefan Arango tomó la palabra y fue claro: “Doctor Garduño tiene un buen asesor, tiene un buen abogado, que lo respalda, que lo cubre de todo esto que se ha hecho. Yo lo perdono, yo no tengo odio en mi corazón, no tengo rencor, no le deseo el mal”.
Y siguió con voz firme Araceli Varela, que en todo momento se dirigió de frente a Garduño, quien solo atinaba a escribir con una pluma en una hoja o bien taparse la boca con la misma.
“No podemos aceptar esta disculpa mientras no exista una investigación exhaustiva independiente, transparente, que identifique a los responsables materiales, intelectuales, que hasta el momento no los conocemos”, reclamó.
Así pasaron con palabras de reclamo, recuerdos e incluso oraciones por el bien de todos los sobrevivientes. Y pese al momento emotivo, le dejaron claro que una disculpa no resolvía nada y que las cuentas pendientes las tendría que resolver con Dios.
“Yo solo confío en Dios, Dios hará justicia, Dios hará justicia por todo lo que pasó y con una disculpa jamás van a sanar las heridas”, dijo Florinda Xol, madre de una de las personas fallecidas.
Al finalizar el acto, Garduño no se pudo retirar por fallas en la logística y, para no pasar más tiempo en medio de las víctimas y para evitar preguntas, se refugió en un patio contiguo al evento durante hora y media para después irse.

EHR