El 16 de julio, la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega ordenó retirar las estatuas de El Che Guevara y Fidel Castro del Jardín Tabacalera, en la alcaldía Cuauhtémoc. En un video en su cuenta de X, argumentó irregularidades en la instalación, así como el cumplimiento de liberación de espacios públicos de la demarcación, para el disfrute de sus habitantes. No obstante, en un video posterior, en la misma red social, aludió a un problema ideológico cuando planteó la idea de subastar las estatuas.
“Para todos los comunistas, los comunistas de clóset, los coleccionistas de dictadores, les traigo una oportunidad única e irrepetible, ¿por qué no subastamos, de manera oficial, las esculturas de Fidel Castro y de El Che Guevara? Sí, esos que hablaban de igualdad, pero vivían como reyes, esos mismos que predicaban libertad, pero callaban a balazos”, dijo.
Al día siguiente, el embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, en su cuenta de X, reaccionó al suceso, al dejar en claro que el legado de Castro y Guevara va más allá de un monumento.
“La verdadera revolución no es de piedra ni de bronce: es la conciencia transformada, la voluntad colectiva de luchar y construir un mundo más justo”, comentó.
El 19 de julio, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, señaló que el retiro no cumplió con los procesos para los monumentos, pues no se solicitó un permiso, por lo que buscaría tener contacto con la alcaldía para recuperar las estatuas. Asimismo, Brugada mencionó que “estas dos figuras (Guevara y Castro) representan la autodeterminación de los pueblos, el espíritu de soberanía, que también hermanan a dos naciones”.
Cuatro días después del retiro, vecinos de la colonia Tabacalera, sindicalistas, simpatizantes de la Revolución Cubana, morenistas y representantes de juventudes comunistas se manifestaron para exigir la devolución de las estatuas y la destitución de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega. Más de 150 personas corearon: “¡Fidel, qué tiene Fidel, que los imperialistas no pueden con él!”, a la vez que se pronunciaron contra el facismo y la “derecha que quiere avanzar”.
Por su parte, en la conferencia matutina del 22 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó rotundamente la idea de la subasta, lo consideró una “ilegalidad” y, al igual que Brugada, apuntó que para el retiro o reubicación de monumentos se debe seguir un proceso burocrático. De igual manera, dijo que el argumento para el retiro era de “una intolerancia total”.
Opiniones polarizadas sobre lo que representan Castro y Guevara se hicieron presentes en los debates, medios y redes en el país. Por una parte, están quienes consideran que son reflejo de dictadura, violencia, muerte y opresión; por el otro, quienes aseguran que simbolizan justicia social, soberanía, libertad y autodeterminación.
En la discusión, se ha insistido en categorizarlos como héroes o villanos en la historia cubana y latinoamericana. Ante discursos opuestos, cabe preguntarse: ¿es posible que puedan representar ideas tan opuestas al mismo tiempo?
Fidel Castro y ‘El Che’ Guevara, un legado difícil de categorizar
En la colonia Tabacalera, Clarisa Ávalos, de 31 años, quien trabaja en una tienda de abarrotes, muy cerca de donde se encontraban las estatuas, contó a MILENIO que no se considera socialista; sin embargo, está en contra del retiro.
“Creo que estoy en contra. No soy seguidora del socialismo, pero fue algo histórico, y creo que la historia siempre hay que recordarla de alguna forma, es un lugar en el que se reunían, a la vuelta vivían o habitaron. En el Café la Habana, que está super cerca, también se reunían. Entonces, creo que eso no hay que olvidarlo”.
Para Clarisa, el retiro tiene un trasfondo político-ideológico. “Estoy en contra, porque sencillamente se ve como algo ya muy político, de querer erradicar la izquierda”, sostuvo.
En entrevista para MILENIO, Ulises Valderrama Abad, doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, señaló que es difícil juzgar tajantemente el legado de Castro y Guevara, pues este abarca una mezcla de cuestiones diversas.
“Es imposible categorizarlos como héroes o villanos, hay muchas capas de análisis posibles y maneras de interpretarlas. Estos dos personajes son importantísimos, no solo para la vida política, histórica y económica de Cuba, sino de toda América Latina. Es complejo hablar en un solo sentido de ellos; son un crisol de imágenes, de historias, de comportamientos, de opiniones en torno a ellos, que es muy difícil agruparlos. Por supuesto que hay quien lo hace”.
Valderrama Abad expresó que la manera en que, desde la política, se valora el legado de una persona depende ampliamente de una agenda a seguir.
“En cuanto a la política latinoamericana, si nos referimos a los gobiernos o a personajes con algún cargo político, por supuesto que puede ser usado a favor o en contra, dependiendo de la propia agenda política que tengan estos servidores públicos o gobernantes, si están mucho más alineados con el legado de los personajes en cuestión, entonces serán héroes o personajes relevantes. Si no están alineados con la propia agenda política, serán dictadores o villanos. Va a depender mucho de lo que se intente conseguir.”
En este caso, el debate está lejos de ser profundo, se han tratado de destacar consignas libertarias o actos condenables para reafirmar un discurso o narrativa y manchar la imagen de los contrincantes políticos.
La historia distorsionada, ¿héroes o villanos?
Al ser cuestionado sobre su postura del retiro de las estatuas, Ricardo Coronado Díaz, de 75 años, vecino de la colonia Tabacalera, comentó que ha viajado a Cuba en diversas ocasiones, lo que lo desilusionó del socialismo y el comunismo.
“Hay tantas vertientes para poder contestar. Ante las controversias, yo no tengo nada contra esos dos individuos, porque conozco su país y conozco su historia. Yo he viajado 32 veces a Cuba, porque algún día me llamó la atención esa filosofía o esa línea, pero ya al ver cómo vive el pueblo cubano, rechacé el comunismo y el socialismo”.
—Para usted, ¿Fidel Castro y El Che Guevara representan algo negativo? —
“No tanto que representen algo negativo, pero tampoco hay que ensalzarlos y ponerlos como héroes. ¿Por qué no pusieron ahí sentado a Benito Juárez, a Francisco I. Madero, a Venustiano Carranza? Que realmente nosotros, como mexicanos, conocemos las historias distorsionadas de nuestros héroes. Pero a mí ni me hace bien ni me hace mal, ya será cuestión de la alcaldesa; algún motivo tuvo para retirarlas sin consultar a la jefa de gobierno.”
Coronado Díaz destacó un adjetivo muy importante para acercarse a la historia: distorsionada. ¿Qué tanto se puede distorsionar la historia o, al menos, su análisis e interpretación? No es tan fácil determinar a fondo el legado de aquellos o aquellas que se consideran héroes o heroínas o, por el contrario, villanos o villanas. Al hacer un juicio definitivo, se dejan de lado cosas que no se ajustan con el ideal, con la intención de no manchar el aura de heroísmo o maldad. La motivación de tener razón, defender una postura o imagen puede llevar a reduccionismos o a análisis poco objetivos.
Ante el cuestionamiento de por qué se necesita juzgar o interpretar los hechos históricos y a sus protagonistas de una manera simplista, como buenos o malos, Ulises Valderrama explicó:
“No es que necesitemos juzgar los hechos históricos y a sus protagonistas de manera simplista, como buenos o malos, sino que la labor crítica y de análisis requiere un tiempo, y me parece que ahí es donde muchas veces no estamos dispuestos a brindar ese tiempo que se necesita para conocer más a fondo la historia de algún personaje o del contexto en torno a un hecho histórico, los antecedentes y las repercusiones. Entonces, lo que terminamos haciendo, por diversos motivos (laborales, familiares, tiempo o por falta de interés), es que juzgamos de manera simplista”.
Valderrama indicó que, muchas veces, los ciudadanos ven en los medios de comunicación y en la clase política el canal para mantenerse informados y crear sus opiniones, por lo que debe haber un mayor compromiso por parte de estos grupos al hacer valoraciones sobre un tema o suceso.
“Lo mismo aplica para medios de comunicación y la clase política, que muchas veces van a permear dentro de la sociedad, es decir, van a ser el lugar donde algunos ciudadanos se van a informar. En estos casos, sí me parece preocupante que se haga un análisis de manera simplista, porque probablemente va a tener replica en muchas personas para las cuales, justo por una falta de tiempo, sea la única ventana de comunicación e información. Ahí sí tendría que haber un mayor compromiso con no brindar una opinión de manera simplista”.
Es claro que el retiro de las estatuas de Fidel Castro y El Che Guevara generó una disputa ideológica en el sector político del país, que pone de manifiesto la manera superficial en que se puede abordar un tema o suceso. Expertos coinciden en que los políticos deben hacer análisis profundos y evitar caer en conclusiones simplistas, con tal de ignorar aquello que les conviene, así como omitir, ocultar, pasar por alto, resaltar o manejar de forma distinta la información, para mantener una imagen impecable ante la población.
IYC