La pandemia no solo provocó malestar económico entre el sector empresarial, también puso en jaque la producción de candeleros y sahumadores de barro que año con año los alfareros del Barrio de La Luz, en Puebla capital, se dedican a elaborar.
Para ellos, este oficio es un legado que traspasa generaciones e involucra a toda su familia, sin embargo, la contingencia sanitaria por el covid-19 vino a cambiarlo todo.
De acuerdo con Arturo López Cano, presidente de los alfareros del Barrio de La Luz, las 15 familias que trabajan en sociedad se vieron en la necesidad de reducir hasta en un 50 por ciento su producción, pues mientras en 2019 elaboraron 80 mil candeleros y sahumadores, ahora no irán más allá de las 40 mil o 50 mil piezas.
"Pensábamos quemar lo de otros años, pero desgraciadamente no hubo los recursos para poder solventar los gastos, entonces solo estamos produciendo la mitad de lo que estábamos produciendo el año pasado".
En su familia él es la quinta generación que encabeza el trabajo de la alfarería, pero reconoce que en este 2020 las cosas no han ido de lo mejor para el trabajo que desempeña, por lo que sus asociados se conformarán con poder solventar las deudas que adquirieron durante los últimos meses.
"Con esto de la pandemia se nos vino abajo toda la producción que hacemos en el año, que son las cazuelas, al no haber fiestas en los pueblos, se nos quedaron todas las que teníamos guardadas, desde ahí nos ha ido muy mal".
Tan es así que acordaron bajar sus precios de venta, ya que a la docena de cada tamaño de candelero y sahumador le bajaron 10 pesos para que los comerciantes de San Martín Texmelucan, Izúcar de Matamoros, Cholula, Atlixco, Veracruz y Chiapas, sus principales compradores, se animen a viajar a Puebla y se lleven sus productos.
Arturo López reconoció que la presencia en el mercado de otros materiales ha bajado sus ventas, pero también aseguró que hay quienes aún valoran su trabajo.
Indicó que elaborar una pieza es un proceso que requiere de mucha paciencia y dedicación no solo por la fragilidad del barro, sino también por la calidad en su trabajo que imprimen como alfareros de Puebla.
Un horno puede albergar hasta 300 piezas, la primera quema dura de 4 a 5 horas y las siguientes se complementan cada 2 horas, no obstante, el horno se prende a las 3 de la mañana y se apaga hasta las 6 de la tarde.
"Es una pieza y está elaborada con las manos, no usamos máquinas para hacer una pieza, el plástico, el peltre, el aluminio nos vino a quitar trabajo pero hay muchas personas que saben el sabor que tiene hacer unos frijoles, un café de olla, mucha gente lo prefiere, aún así quedamos muy pocos artesanos".
mpl