La deuda de agua que existe con Estados Unidos supera los mil 600 millones de metros cúbicos y ha encendido las alertas con respecto a la relación bilateral.
En entrevista con la plataforma MILENIO-Multimedios, Lucas Barrionuevo, cofundador de Somos Pura, empresa especializada en purificación de agua, dijo que aunque se logró un acuerdo emergente, el rezago refleja un problema estructural agravado por el cambio climático y la sobreexplotación de cuencas.
La firma advirtió que seguir dependiendo del ciclo hidrológico es insostenible y que urge rediseñar el modelo de gestión del agua en el país.
“No podemos depender del ciclo hidrológico porque esto es insostenible, cuando la variabilidad climática llegó para quedarse. El reto no es solo diplomático, es estructural. Necesitamos rediseñar la forma en que gestionamos y tratamos el agua”, subrayó.
Aunque el acuerdo ha funcionado por años, señaló que el cambio climático, la sequía y la sobreexplotación de cuencas han complicado su cumplimiento. Dicha situación ha llevado a las autoridades estadunidenses a calificar el retraso como una violación del acuerdo.
“Podemos rediseñar y aprovechar la ubicación geopolítica específica de estados como Nuevo León donde logramos regenerar el agua que se utiliza; vamos a poder aprovechar (de manera) histórica para convertir esta crisis hídrica en una oportunidad sin precedentes”, añadió.
Expuso que estados como Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila enfrentan una doble presión: cumplir con el tratado y abastecer a su población y sectores productivos. No obstante, la sobreexplotación de acuíferos, el descenso en las precipitaciones y la alta demanda agrícola han llevado a niveles críticos en presas y ríos.
El incumplimiento, señaló, podría acarrear sanciones comerciales, lo que afectaría sectores como la agroindustria, la manufactura y el comercio transfronterizo.
