La gestación subrogada en Jalisco no está regulada ni prohibida, lo que abre la puerta a prácticas sin control ni protección jurídica para las personas involucradas, en particular para las mujeres gestantes. Desde la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser), su representante en Jalisco, Patricia Ortega, advierte que este fenómeno debe analizarse con una perspectiva de derechos humanos, justicia social y crítica estructural al patriarcado y al capitalismo.
“Las personas tenemos derecho a una vida digna, a una identidad, a vivir en libertad y en paz. Sin embargo, esto ha sido distinto para muchas, porque, aunque somos personas, en un contexto de cultura patriarcal hemos sido consideradas como objetos usados por los hombres”, dijo Ortega en entrevista para MILENIO.
Desde Ddeser consideran que la gestación subrogada no puede verse como una simple alternativa reproductiva, sino como un síntoma de una sociedad que convierte los cuerpos de las mujeres en mercancías. Ortega señala que, cuando el embarazo se transforma en un servicio que se puede comprar o vender, se rompe con la lógica de los derechos humanos. “Cruzamos el eje del patriarcado con el eje del capitalismo, donde todo puede convertirse en mercancía. Incluso el embarazo puede ser considerado como algo que se compra y se vende. Eso es lo que rompe el equilibrio”, apuntó.
Se normaliza la “renta de vientres” pese a violentar derechos
El problema, añade, no es el deseo de ser madre o padre, sino la forma en que ese deseo se materializa sobre cuerpos precarizados, usualmente de mujeres en situación económica vulnerable, mientras quienes buscan acceder a la gestación subrogada suelen tener los recursos para pagar por ello. “Pareciera una alternativa, algo normal, dentro del marco de lo posible, pero se violentan un montón de derechos, sobre todo al considerar a las personas como objetos, como mercancías con las que se puede comerciar”.
Para Ortega, hay un elemento poco discutido en torno a la gestación subrogada: el rechazo de muchas personas a la adopción de niñas y niños ya nacidos, sobre todo si no comparten sus genes. Esto, afirma, responde a lógicas clasistas y racistas profundamente arraigadas: “La gente que adopta no quiere hijos o hijas de otras personas con otros genes. No quiere un hijo o una hija de alguien más, y mucho menos si ya está más grande. Todo el tiempo se busca tener a un bebé prácticamente recién nacido”.
¿Qué es la gestación subrogada?
De acuerdo con la investigación Gestación Subrogada en México. Resultados de una mala regulación, del Grupo de Información en Reproducción Elegida, A.C. “la gestación subrogada es un contrato a través del cual una mujer acepta gestar para una persona o pareja que tiene la intención de fungir como padre(s) o madre(s) de la niña o niño nacidos de dicho embarazo. La práctica es conocida también con otros términos, como ‘renta de úteros’, ‘gestación por contrato’ y ‘maternidad subrogada’”.
En ese contexto surgen alternativas “personalizadas” para cumplir el deseo de maternidad o paternidad, lo que acentúa la idea de que es válido adquirir un hijo o hija a través del cuerpo de otra persona. “Personas sin escrúpulos pueden entonces rentar el vientre de alguien que no quiera embarazarse, pero que necesita hacerlo. No solamente un hijo, sino dos, tres o los que la pareja quiera tener”, advirtió.
Aunque en Jalisco no existe legislación sobre la gestación subrogada, tampoco hay una prohibición expresa, lo que crea una zona de ambigüedad legal que, de acuerdo con Ortega, puede ser aprovechada por personas con recursos para acceder a estos servicios sin supervisión alguna.
“En Jalisco no se legisla, pero tampoco se prohíbe, y entonces se abren un montón de posibilidades. Obviamente, las personas somos capaces de buscar formas de hacer cosas que no son correctas, pero que consideramos necesarias. Se expone a las personas con capacidad de gestar, que no tienen recursos, a propuestas que las convierten en proveedoras de hijos o hijas”.
¿Qué dicen las propuestas de ley sobre la gestación subrogada?
En los últimos años ha habido propuestas en el Congreso de Jalisco para regular esta práctica. Por ejemplo, en la pasada legislatura, el diputado local de Morena, Arturo Lemus Herrera, presentó una iniciativa para regular la maternidad subrogada. La propuesta contemplaba que las mujeres gestantes debían tener entre 25 y 35 años, haber sido madres previamente, no haber estado embarazadas durante los 365 días anteriores, y solo podrían ofrecerse para hacerlo un máximo de dos veces. Además, el tratamiento se realizaría mediante un contrato suscrito ante notario público, y las contrapartes se comprometerían a cubrir los gastos generados durante y después del proceso de gestación.
Si bien la Red no tiene documentados casos directos de mujeres explotadas tras haber rentado su vientre en Jalisco, sí conocen personas que han buscado este tipo de servicios, usualmente en zonas marginadas, donde la pobreza abre la puerta a múltiples formas de vulnerabilidad. “No tenemos conocimiento directo porque esta problemática apenas empieza a nombrarse. Pero sí conocemos personas que han buscado a alguien que les preste este servicio. Regularmente son personas con muchos recursos”, apuntó.
Recientemente, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación otorgó un amparo a una mujer que, tras prestar su vientre para gestar gemelos, fue víctima de explotación debido a un contrato que la colocó en desventaja. El caso ocurrió en Puerto Vallarta, estado que carece de una legislación específica que regule la gestación subrogada
SRN