A pesar de los esfuerzos, la marginación y discriminación laboral a personas no binarias es una realidad ineludible en México, debido a la escasa disponibilidad de espacios de trabajo para una persona trans y, más inusual aún, que este espacio sea formal y con trato digno.
Cris Romero es una de miles de mujeres transgénero que han vivido discriminación en su trabajo. “Cuando empecé a trabajar en un Call Center, fui al baño y regresé, me volví a colocar en mi lugar y me dijeron desconéctate un poquito, quieren hablar contigo por parte de coordinación. Acudí y me dijeron ‘te vamos a pedir de favor que no entres al baño de mujeres porque se están quejando de que entras a esos baños. Te vamos a pedir que entres al baño de los hombres”, recuerda.
Como ese hay muchos casos de personas que son relegadas o no son consideradas competentes para trabajar formalmente, lo que va de la mano con la tendencia al abandono de los estudios, ya que en temas académicos, el 59% de las personas trans tienen una estudios de educación básica o de preparatoria, mientras que en temas de experiencia laboral, el 66% no tiene ningún tipo de experiencia según la encuesta ofrecida por la Alianza por la Diversidad e Inclusión Laboral (ADIL) en agosto del 2018.
“Específicamente en el tema de la comunidad trans nos falta muchísimo más por hacer, sabemos que eso es un hecho. Desafortunadamente no tienen una profesionalización la comunidad trans porque el entorno social y educativo a veces no les permite avanzar por todos los prejuicios, y discriminación que hay en la comunidad”, concuerda Gabriela Torres, asesora de talento y diversidad de Scotiabank.
No obstante, son contadas las compañías que tienen esta metodología de selección, y son menos las personas trans que se acercan a pedir un trabajo en una empresa “Por supuesto que entonces ir a tocar la puerta a una empresa y decirles ‘¡Oigan, tengo talento, quiero trabajar!’ no te la crees. Simplemente no lo haces porque no confías y sabes perfectamente que no te lo van a dar por tu situación”. Dice Ari Vera, presidenta de Almas Cautivas, una asociación civil creada por mujeres transexuales que trabaja a favor de la población LGBT privada de su libertad.
Son pocas las empresas que han accedido a crear políticas de inclusión. Scotiabank busca fomentar espacios inclusivos de trabajo por medio de una sistematización de reclutamiento en donde ‘se cortan’ los datos personales de los curricula vitae y sólo se toman en cuenta las habilidades, experiencias y aptitudes del candidato, contratando personal por sus competencias y no por su sexo, edad, o algún otro factor que pueda llegar a ser un impedimento.
Kenya Cuevas es activista trans y presidenta de Casa de Muñecas Tiresias, una asociación civil que busca promover la eliminación de la violencia contras las personas trans. Kenya asegura que la única forma de mejorar la situación, es a través de la educación, “Creo que las personas adultas no se les va a poder cambiar el chip, a lo mejor podrán crear una empatía con algunas poblaciones y eso es muy aceptable, pero tampoco es nuestra intención cambiarle el chip a los adultos. Yo creo que hay que combatir toda esta problemática de raíz y eso lo podemos hacer desde la educación”.