Luis Alberto Méndez de la Rosa trabaja con caballos y calandrias desde 1984. Proviene de una familia dedicada a esta tradición en Guadalajara. Su padre dedicó casi 60 años al oficio y fue pionero en esta atracción turística. Hoy, se enfrenta a la posibilidad de la desaparición de este paseo como lo han preservado por generaciones.
Recuerda que junto a sus hermanos acompañaba a su padre y se involucró en el cuidado de los caballos desde joven, “se puede decir que aquí nacimos, entre los caballos y entre las calandrias de Guadalajara”, dice sonriendo orgulloso de ser calandriero.
Aunque no se conoce la fecha de su llegada a la Perla Tapatía, se dice que las calandrias comenzaron a circular a principios del siglo XX como medio de transporte, “gracias a Dios le tocó lo más bonito a mi papá, que en aquellos años pasear en calandria fue la primer atracción turística”.
Hace más de 40 años no había otro paseo para los visitantes en la ciudad que no fuera recorrer las calles en estos carruajes, tapizados de piel o vinipiel, arrastrado por un caballo, “no teníamos nada de competencia de otros paseos turísticos, lo que había era más que puras calandrias.
¿Cómo se trata a los caballos de las calandrias?
Su día comienza temprano. Revisa a los caballos del corral para ver cómo amanecieron, “a veces también jugando se pueden golpear, y hay que revisar que estén bien”; después les echa pastura y agua, mientras comen, se encarga de limpiar la calandria y dejarla presentable antes de ir a trabajar.
El caballo tampoco deja el corral sin antes bañarse. Entre la una y dos de la tarde comienza a trabajar en la avenida Ramón Corona, donde hace fila con otros calandrieros, entre ellos otros siete conservan las calandrias con caballos. No todos los días se lleva al mismo compañero, tiene tres caballos que se turnan para laborar, más ahora, durante la temporada vacacional, que aumenta la demanda. En una jornada buena, puede dar entre cuatro y cinco vueltas, pero cuida que el caballo no se fatigue, “mucho que estamos aquí andamos muy al paso para no fatigar a los caballos, hay que saberlos trabajar también”.

Cada operador de calandria, afirma, tiene de dos a tres animales para trabajar, a los que brindan agua constantemente, “puedes checar mi caballo, los demás caballos están en muy excelente estado, su agua cada rato, que vean que estamos hidratando bien los caballos y todo está al 100 por ciento”.
Durante Semana Santa y Pascua ha incrementado la afluencia de turistas en el Centro de Guadalajara, y con ello el número de visitantes que esperan vivir la experiencia en el vehículo tradicional, jalado por un caballo. “Es lo más bonito, lo más típico de aquí de Guadalajara, y gracias a Dios mucha gente nos procura a nosotros, hay trabajo para todos, pero sí la gente procura más el recorrido en la calandria con caballo”, asegura.
¿Cuánto cuesta un recorrido en calandria?
El paseo puede costar de 500 a 700 pesos, dependiendo de la duración, que va de entre 30 minutos a una hora. Los trayectos suelen centrarse en la zona del Centro Histórico de Guadalajara, el Parque Revolución, y la zona de Chapultepec. Para brindar un mejor servicio, Luis Alberto cuenta con la certificación de guía expedido por la Secretaría de Turismo de Jalisco.
El calandriero es uno de los que rechazan el cambio a las unidades eléctricas, insiste en que la mayoría de las personas prefieren las tiradas por caballo, y defiende que se mantenga la tradición: “No debería de desaparecer, porque incluso este fue el primer transporte que hubo en la ciudad, y qué bonito que todavía lo estemos conservando”
SRN