El pinkwashing es una estrategia de marketing o posicionamiento político mediante la cual, gobiernos, empresas o instituciones, promueven su aparente apoyo a los derechos de las personas LGBT+ para mejorar su imagen pública, explicó el periodista y facilitador en Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), Gerardo Sánchez Guadarrama.
Al exhortar a las empresas, instituciones y liderazgos corporativos a pasar del marketing del Orgullo a la inclusión real con políticas de inclusión en los espacios laborales los 365 días del año, indicó que el pinkwashing suele instrumentalizar la causa LGBT+ “como un elemento decorativo o de conveniencia, especialmente durante fechas como el mes del orgullo, sin un compromiso real o sostenido con la igualdad, la inclusión o los derechos humanos de esta comunidad”.
“Colocar una bandera no basta si dentro de la empresa persisten los chistes LGBTfóbicos, o la exclusión para personas trans en puestos directivos. El Orgullo no puede ser solo una estrategia de marketing”, indicó.
Propuso abrir conversaciones sobre interseccionalidad, discriminación estructural, protocolos de denuncia, liderazgo inclusivo y políticas de bienestar para personas LGBT+, con un enfoque pedagógico, crítico y participativo “que abonen con algo más que un cambio estético”.
Esta iniciativa se lanza en un contexto donde el activismo se ha visto cooptado por marcas, políticos y figuras públicas que se suman a la causa solo en junio, en el contexto del Día Internacional del Orgullo que se conmemora cada 28 de julio, “mientras guardan silencio o son cómplices de violencias el resto del año”.
Discriminación laboral afecta a 7 de cada 10 personas LGBT+: Inegi
En este sentido, recordó que datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que 7 de cada 10 personas LGBT+ han sido discriminadas en su empleo.; el 40 por ciento ha ocultado su identidad por temor a despidos, acoso o estancamiento profesional.
“Es necesario que las empresas no solo caminen en la marcha, sino que transformen su estructura organizacional en espacios seguros para todes con verdaderas políticas de inclusión, que sean coherentes entre sus discursos públicos y sus prácticas internas, apoyándose con ejercicios de sensibilización y capacitación en manejo de diversidad sexual y de género con enfoque en derechos humanos”, subrayó.
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