El panorama del narcotráfico en México ha cambiado notoriamente. En los años 80, el tráfico de drogas ―principalmente opio, mariguana y cocaína―era un negocio de pocos capos y rutas limitadas.
Cuatro décadas después, el escenario es radicalmente distinto: las principales organizaciones criminales se han fragmentado, las pugnas son más sangrientas y los cárteles ya no solo trafican drogas, sino que controlan territorios, extorsionan comunidades y hasta reclutan menores de edad como sicarios.
En entregas anteriores, MILENIO explicó los orígenes y la evolución de las principales estructuras delictivas en México. Pero,¿qué ha cambiado realmente en las últimas décadas?
La guerra contra el narcotráfico, el punto de inflexión
Datos del Instituto para la Economía y la Paz (IEP), con sede en Sydney, Australia, señala que la gran mayoría de cambios en el panorama del tráfico de drogas se presentaron en 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa decidió declarar la llamada "guerra contra el narcotráfico".
Lo que comenzó como una ofensiva militarizada contra los cárteles, rápidamente se convirtió en una espiral de violencia sin precedentes.
Miles de elementos del Ejército Mexicano y la Secretaría de Marina (Semar) fueron desplegados por todo el país, especialmente en estados como Michoacán, Guerrero, Chihuahua y Tamaulipas. El objetivo: desarticular las estructuras del crimen organizado.
Pero el resultado fue otro. La captura o muerte de líderes criminales generó un fenómeno inesperado: la fragmentación de los grandes cárteles en células más pequeñas, más violentas, menos predecibles.

Antes de 2006, los grupos dominantes eran pocos y estructurados, como el Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo o el de los Arellano Félix.
Después de la ofensiva calderonista, surgieron decenas de organizaciones regionales, muchas de ellas con vínculos a otras actividades, como el secuestro, la trata de personas y la extorsión.
"Mientras que las operaciones del narcotráfico estaban anteriormente controladas por un puñado de organizaciones dominantes, la primera mitad de la década de 2010 fue testigo de la fragmentación de muchos de estos cárteles y su evolución en grupos más pequeños pero, a menudo, más violentos", destacó en el Índice de Paz México (IPM) 2025.
Según cifras del mismo IEP, entre 2007 y 2011, los homicidios relacionados con el crimen organizado se triplicaron, pasando de ocho mil a más de 27 mil anuales.
Los otros factores que transformaron el negocio de drogas en México
De acuerdo con el IPM, dos factores principales provocaron la transformación del panorama del narcotráfico en el país: la búsqueda de expansión territorial de los cárteles y el cambio del mercado de drogas en Estados Unidos.
En cuanto al primer punto, señalan de ejemplo la "agresiva expansión territorial" del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes para este 2025 ya tienen presencia en las 32 entidades de la República, según datos de la Administración de Control de Drogas (DEA).
"El CJNG ha estado asociado al 81 % de todos los homicidios por enfrentamientos entre cárteles desde 2013", se lee en el IPM 2024.
En cuanto a la transformación del consumo de drogas en territorio estadunidense, expertos señalan que el desplazamiento de las drogas de origen vegetal como la mariguana y la heroína por el auge de las drogas sintéticas, como la metanfetamina y el fentanilo, ha influido en la violencia que se registra en México.

Aunque en los años 80 México era visto como un país de tránsito, a través del cuál los cárteles de drogas de Colombia podían hacer llegar la cocaína a Estados Unidos, hoy en día las principales organizaciones criminales están involucradas no solo en el tráfico de los estupefacientes, sino también en su producción en suelo nacional.
"El tráfico ilegal de drogas y armas ha tenido efectos devastadores en ambos lados de la frontera: en México, ha intensificado el conflicto entre grupos criminales; en Estados Unidos, se ha vinculado con miles de muertes por sobredosis", destaca el IPM 2025.
La consecuencia ha sido un notorio aumento en la tasa nacional de crímenes vinculados a la delincuencia organizada, como la extorsión, el secuestro, la trata de personas, el narcomenudeo, homicidios y otros delitos mayores.
El IPM refiere que, en los últimos 10 años, se ha registrado un aumento del 59.1% en la tasa nacional de crímenes, así como de 161% en la de narcomenudeo.

La otra cara: el papel de la tecnología en el panorama actual del narcotráfico
Si durante décadas las rutas del narcotráfico se trazaban en caminos de tierra y conversaciones en clave, hoy el crimen organizado también se mueve en Internet.
Los cárteles han incorporado herramientas tecnológicas con una rapidez que muchas instituciones gubernamentales no han logrado igualar. Encriptación, criptomonedas, drones y redes sociales ya no son solo recursos del mundo moderno, sino piezas clave del engranaje criminal.
El canal más inquietante es el uso de redes sociales y plataformas de mensajería. Grupos criminales como el Cártel de Sinaloa o el CJNG reclutan a jóvenes a través de TikTok o Facebook, donde los seducen con promesas de dinero fácil, armas y estatus.
Al mismo tiempo, operan grupos en Telegram o WhatsApp para coordinar movimientos logísticos, secuestros o extorsiones, utilizando aplicaciones con cifrado extremo a extremo que dificultan la intervención de las autoridades.
En esta nueva etapa, la tecnología no solo amplifica el alcance del narcotráfico, sino que también ha influido en el cambio de reglas.
RMV.