Hoy iniciamos septiembre.
En circunstancias normales, un mes de fiesta nacional, lleno de canciones, algarabía, patriotismo del bueno y hasta de patriotería mal enfocada.
Seguro ya sabe hacia dónde voy, quedaron atrás el Día del Niño, Día de las Madres, del Padre, de los abuelos, y dentro de dos semanas viviremos por primera vez en nuestro México contemporáneo, un Grito de Independencia sin arengas ni eventos masivos.
Todavía nos preguntamos cómo llegamos hasta aquí, aunque es más útil y trascendente pensar cómo saldremos del problema.
Vamos de mal en peor, y no son frases hechas, porque le puedo adelantar que a la emergencia del covid-19 se le están uniendo en estos días aliados que dan miedo. Ahora aparecen ya en escena nuevos villanos: el dengue y la influenza.
Así como lo lee, no hemos podido con el coronavirus y ya llegaron nuevas amenazas.
Si usted es de la idea de que debemos matar primero la pandemia, tristemente los números nos dan una cachetada.
Entre aislar, aplanar la curva, restringir, llegar a la meseta, activar, reactivar y más términos, resulta que los números no mienten.
Septiembre inicia con 569 casos de contagio en 24 horas y 54 muertes. El número de hospitalizados se ubica en mil 348, según las cifras que dio ayer la Secretaría de Salud.
Agosto iniciaba con 571 casos de contagio en 24 horas, pero con 32 muertes en un día. El número de hospitalizados se ubicaba en mil 488 en ese entonces.
Hacia atrás, el mes de junio iniciaba con 83 casos de contagio en 24 horas, pero con solo tres muertes.
El número de hospitalizados se ubicaba entonces en apenas 245 pacientes.
Ya para qué le menciono abril.
Si usted hace una gráfica, se dará cuenta sin mucho esfuerzo que no vamos de salida, y que no sabemos cuándo saldremos de la pandemia y recuperaremos nuestra vida pasada.
Conclusión: hay que cuidarnos.
