Aunque solo ha gobernado Nuevo León un sexenio, Acción Nacional ha tenido en las últimas décadas figuras destacadas en posiciones de alta influencia.
Por años ha conservado su hegemonía en municipios metropolitanos importantes. En el Congreso local es donde sin duda conserva su influencia, y cuando no ha sido mayoría suele convertirse en el fiel de la balanza.
Pero los panistas de Nuevo León, los nuevos y los de otras generaciones, saben que el partido no vive su mejor tiempo; comenzando por las posiciones perdidas, y porque solo cuentan con 14 curules en el Congreso, con 12 alcaldías, por las derrotas en las urnas y la fuga de tres ediles a Movimiento Ciudadano el año pasado, por las razones que sean.
En números, el PAN conserva 15 mil 282 militantes, pero es un secreto a voces que la cifra real es menor, porque en la práctica no superan los 10 mil si se descuenta a los familiares o amigos que en realidad no son miembros activos.
También se fueron personajes como Felipe de Jesús Cantú, Fernando Elizondo, Adalberto Madero, Víctor Fuentes y una larga lista; aunque en algunos casos no fue un daño, sino un bien, a juicio de los blanquiazules.
Hay casos como el de Miguel Treviño, actual alcalde de San Pedro, quien colaboró con el partido, aunque no como militante, y luego tomó su camino.
Esta caída comenzó hace varios años y no es atribuible del todo a una persona; el dirigente estatal Hernán Salinas Wolberg no ha representado un avance, a juicio de una gran cantidad de panistas locales.
Sus críticos sostienen que aunque ha tenido una buena trayectoria como legislador e incluso como abogado de este instituto político, le han faltado elementos para convertirse en el líder que hoy el PAN y los ciudadanos necesitan, incluso como contrapeso desde que fue elegido. Hay voces que solo esperan su remoción.
Más allá de eso, en el PAN de Nuevo León siguen operando los liderazgos alternos, los de facto; aquellos que se han mantenido desde hace años, y que opacan o restan autoridad a la dirigencia.
En el año electoral que legalmente comienza dentro de ocho meses, el PAN tendrá el reto de reagruparse, elegir a sus mejores candidatos con o sin la alianza Va por México, si quiere recuperar alcaldías importantes que mantuvo por años, hacer más grande su bancada en el Congreso y crecer como partido.
A decir verdad, el PAN de Nuevo León es el reflejo del PAN a nivel nacional, excepto casos de éxito como Yucatán, Guanajuato y Querétaro.
Veremos qué ocurre.
Víctor Martínez