La cuarta ola de covid-19 empieza su carrera en territorio tamaulipeco y ha traído consigo un nada honroso récord de contagios, los indicadores reportan 795 casos, resultado de un total relajamiento social y sus consecuencias apenas se asoman, presagiando días complicados para todo el personal médico y el resto de la sociedad.
En el llevado y traído enfrentamiento entre impulsar la economía y el cumplimiento de los protocolos de higiene, diversos daños colaterales se vienen sufriendo.
Dos de ellos, el confinamiento en casa y una nueva suspensión de clases, una historia repetida una y otra vez, pero al parecer no es suficiente para lograr una actitud responsable para la mayoría de la ciudadanía.
A dos años de distancia los estragos por la falta de clases presenciales aún no han sido dimensionados; seguramente en más de una ocasión hemos escuchado a jóvenes indicar “no he aprendido nada, los maestros no enseñan y sus clases algunas son muy aburridas” y en otras situaciones algún estudiante “presume” sus excelentes notas escolares producto de vicios arraigados en la escuela. Hay una creencia popular que dice “cuando es no es sí y cuando es sí es no”; en los últimos días, semanas, autoridades de los diversos niveles de gobierno y de los respectivos poderes del estado han destacado el tema de seguridad en Tamaulipas, la presencia de hechos aislados unos y otros ya conocidos, son materia prima para denostar el trabajo realizado por cada actor responsable de velar por los intereses de los tamaulipecos.
Apenas han transcurrido seis días del primer mes del 2022 y aunque pareciera la situación es normal, porque ya “hemos salido adelante”, es necesario adoptar una actitud ciudadana responsable y comprometida, enfocar los esfuerzos en atender y resolver tres temas, de muchos otros, pero que causan más desgaste a la sociedad y que pueden empeorar en los próximos días. _
