Comunidad

Un faro en la oscuridad

Hace unos días, en una caminata nocturna por la zona sur de Tamaulipas, la penumbra me regaló una postal que a simple vista podría pasar como cotidiana: un mapache cruzando la calle de casa a casa, como quien se sabe dueño de la noche.

Nada extraordinario, hasta que, segundos después, otro más pequeño apareció imitando el mismo recorrido. Entonces entendí: no era un animal solitario, era una madre acompañada de su cría.

El pequeño, quizá por la inexperiencia o por el susto de mi presencia a lo lejos, cometió un error: en lugar de seguir a su madre, se metió en la casa equivocada.

Lo que sucedió después fue un instante de ternura y enseñanza que difícilmente olvidaré.

En medio de la oscuridad, la madre lanzó un llamado suave, una especie de eco urgente que rompió el silencio de la calle. Bastaron unos segundos para que el pequeño reaccionara y, con las patas temblorosas, regresara corriendo hacia el sonido que lo guiaba como faro seguro hacia su origen.

Esa breve escena me hizo pensar en cuántas veces los seres humanos, en nuestra vida cotidiana, hacemos lo mismo. Cuántas veces nos confundimos de camino, entramos en la “casa equivocada” y nos alejamos de quienes somos o de donde debemos estar.

La diferencia es que, en nuestra sociedad, el llamado que nos regresa rara vez es tan claro como el de una madre a su hijo.

Los animales, en su aparente simpleza, nos recuerdan lo esencial: la guía, el instinto, el vínculo que no se rompe aunque nos equivoquemos de puerta.

A veces nos creemos demasiado sofisticados para aceptar que también necesitamos esa voz que nos llame de vuelta, que nos recuerde quiénes somos y hacia dónde debemos correr cuando la oscuridad nos confunde.

Esa noche el mapache pequeño no solo buscaba a su madre: buscaba su certeza, su refugio, su pertenencia. Y entonces vale la pena preguntarnos: ¿quiénes son esas voces en nuestra vida que nos llaman de regreso cuando erramos el camino? ¿Y qué tan dispuestos estamos a escucharlas?.

En medio de la noche, ambos encontraron su camino juntos. ¿Por qué a la luz del día, en el exceso de voces, nosotros no podemos encontrar el nuestro?.

Al final, fue una lección inesperada, un recordatorio de que incluso en el extravío más breve, siempre hay un llamado que puede guiarnos a buen puerto.


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Víctor Hugo Martínez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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