Falta exactamente una semana para el arranque del ciclo escolar 2023-2024 en los planteles educativos de nivel básico, es decir, primaria y secundaria, en medio de un debate donde un grupo de padres de familia insiste en evitar el acceso a los libros de texto, integrados en el modelo educativo implementado por el Gobierno de México, por sus tendencias “marxistas, bolcheviques y perestroikas”.
En un país donde la religión, particularmente el catolicismo, es protagonista de la educación a lo largo de la historia, tendencia vigente hasta la fecha, las expresiones políticas ahondan más sobre qué se le enseñará a niños y jóvenes en las aulas, tema ya discutido por las autoridades, incluidos maestros quienes en su mayoría confirmaron usar los impresos como base.
Lo anterior significó una fuerte discusión (una más, para variar) en la sociedad civil. El grado más alto se lleva a las redes sociales, aunque se empieza a ejemplificar con memes ese doble discurso de la mayoría de los opositores a dichas obras literarias. La acusación de la Unión de Padres de Familia es una “creación de idiotas” bajo el mencionado esquema.
Lo curioso, y fue donde el debate causó esta confrontación, es que mientras los representantes de esas asociaciones civiles realizan estas acusaciones, permiten que hijos y nietos tengan acceso a través de dispositivos móviles como teléfonos celulares, tablets o incluso computadoras portátiles, a contenidos digitales de dudosa veracidad.
El problema no está en darles estos aparatos como un asunto de entretenimiento o esparcimiento para así ocuparse en el hogar o el trabajo; es la falta de supervisión. A muchos no les gustó el ser catalogados de doble moral pero, lo cierto, hay una seria realidad en el seno familiar.
Digo, si para muchos resulta que un tal Chumel Torres es líder de opinión sin siquiera ejercer el periodismo, ¿qué se puede esperar cuando a estos menores los educan videos frívolos o violentos en plataformas como Facebook, Instagram o Tik Tok? Lo peor, es verlos comportarse sin educación ante nuestros ojos.
Veremos si esta revuelta generada por los “satánicos libros de texto” provoca en los progenitores aplicarse en sus respectivas casas.