Fernando tiene 43 años. Tras mucho insistir, se colocó en un negocio ubicado en el centro de Tampico. Su labor es manejar la mercancía y en algunos casos llevarla a otras sucursales ubicadas en la región. Ganaba 200 pesos diarios pero la pandemia, más las indicaciones de la autoridad de salud, provocaron el cierre del local y con ello, sus ingresos se vinieron abajo.
“No la veo llegar; me preocupa que mi esposa y mis tres hijos se queden sin comer. Yo puedo aguantar pero, ¿qué pasará con los menores? Ellos necesitan y uno con todo el sufrimiento les da, pero no hay trabajo, no tenemos a dónde ir y obtener ingresos. No sabemos cuándo abrirá nuestro trabajo y todavía falta si nos recontratarán”, aseguró.
Por la misma situación se encuentra Claudia, joven de 26 años quien emprendió la aventura de vivir sola en febrero. Consiguió un departamento en la colonia Tamaulipas y un trabajo en el centro de Ciudad Madero. Una semana tenía laborando, cuando el propietario del local de abarrotes le dijo: “váyase a su casa, tengo que bajar la cortina”.
“Quisiera trabajar en lo que sea; me he ofrecido en casas para la limpieza, busco en redes sociales como en los periódicos oportunidades de trabajo, pero no hay nada. He pasado días sin comer y tengo la renta encima. Entiendo la emergencia, pero lo que han hecho los gobiernos con impedirnos trabajar, es todavía más doloroso”, acotó.
Historias como estas se conocen de forma más habitual en los recientes días. La queja y la crítica también están a tope: señalan a la autoridad de los tres niveles de gobierno su falta de tacto para tomar decisiones sin antes medir las consecuencias. “Con las despensas no alcanza”, agregó Fernando.
En respuesta, Federación, estado y municipios hacen la parte que les corresponde: priorizan la salud, impiden concentraciones y movilizaciones de gente para evitar contagios. Reconocen lo difícil por venir en materia económica y social, pero antes de eso, hay una urgencia por atender, lo cual le insisten a la población en cada evento, entrevista y mensaje en internet.
La voz de un sector del pueblo ante el covid-19 se muestra entre el descontento y la desesperación.
Pero a la vez, coinciden: vamos a salir de esta. _