Las redes sociales jugaron un papel importante en la pandemia por el covid-19. Durante el agónico 2020, más que otros años, las plataformas digitales fueron centro de atención por toda la información generada en Tamaulipas y México con la emergencia, algunas ciertas y otras falsas. Esto, como el temor provocado por la enfermedad que hace un año apareció en Wuhan, China y cuyo primer caso en el país se registró en marzo, polarizó de nueva cuenta a los usuarios, donde las filias y fobias brotaron en momentos de tener calma y certidumbre.
La acalorada discusión, en gran medida estéril, sin una contribución o propuesta, causó el mismo daño del cierre de negocios.
Era complicado comprender cuando estaba la necesidad de la gente por trabajar y la otra por cuidar su salud.
Los casos aumentaron y, a nueve meses, todos los sectores de la población dejaron de hacer muchas cosas recomendadas por Salud federal y estatal:
Uso de cubrebocas, sana distancia y la limpieza de manos, comercios y oficinas, aún y con la reactivación de la economía desde agosto pasado.
Irónico es ver a tamaulipecos en las calles sin cumplir las medidas, sea para ir de compras, a una fiesta o por apoyar a un equipo de futbol, como los propios usuarios con su crítica detrás de un teléfono hasta el linchamiento, siendo estos últimos quienes presumen sus viajes a regiones en semáforo rojo o naranja, sus convivencias en restaurantes o su descanso en clubes de playa.
Los más de 188 mil muertos en esta emergencia de salud no toda es culpa de una administración federal, estatal o municipal.
Nuestra sociedad también mostró mucha incongruencia, nula empatía, falta de sentido común y una pizca de rebeldía para mostrar a otros saber más o comportarse mejor. Qué tontería.
Les guste o no, todos somos responsables de esta crítica situación. Por igual, ricos, clase media, pobres, católicos, ateos, heterosexuales, comunidad gay y así, en poco y mucho contribuimos a la dura cifra. Quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra.
Y más allá de acusar, mejor hagamos una autocrítica. Este fin de año se presta para eso, para la reflexión, aprovechemos el momento. Todavía podemos mejorar y el 2021 es nuestra opción, ojalá suceda. _