Hoy miércoles, día de la publicación de nuestra colaboración, se cumple casi una semana en la que el mexicano Héctor Escobedo -entre alguna de sus actividades maratonista-, padre de una pequeña llamada Margarita, solicitó por medio de una entrevista publicada en las redes el apoyo para poder viajar a Ucrania donde se encuentra su hija, en compañía de su madre Anastasia, ucraniana, en visita -según dijo el señor Escobedo- para conocer a sus abuelitos también ucranianos (hasta ahora no hemos vuelto a saber nada más de sus gestiones).
Ellas se sumarían a los cerca de dos millones de civiles que, con sus familias, están huyendo de ese país como consecuencia de la penetración y ataques del ejército invasor por medio de sus bombardeos y el accionar de su demás armamento.
Polonia y Rumania, dos de los siete países colindantes con esa nación gravemente asediada, son las naciones a las que más han llegado los desplazados en este momento.
Con grandes muestras de solidaridad, apoyos y suministros de alimentos, cobijo y hogares.
Pero, ¿hasta cuándo y por cuánto tiempo podrá sostenerse esta situación? ¿Y si no intervienen la ONU y otros organismos internacionales con ayudas y suministros indispensables y necesarios?
De otra forma -a mediano y largo plazo- podrán presentarse una serie de calamidades y problemas para los demás países como consecuencias de esta guerra.
Urge, pues, ahora más que nunca, el intentar realizar otras propuestas para alcanzar la paz, el cese al fuego y el iniciar otras medidas para poder terminar con este triste y deplorable conflicto más que inhumano.
Por lo hasta aquí expuesto, entonces proponemos: “La intervención de tres líderes religiosos mediadores para convocar una reunión y un acercamiento urgente, entre Vladimir Putin y Volodymyr Zelenski (quienes tendrían que llevar la representación ratificada por sus parlamentos y formas de gobierno, de sus respectivos países), al aceptarse el encuentro y como primer gesto de buena voluntad, se acordaría el momentáneo cese al fuego de inmediato".
Y, por lo urgente y necesario, el propio Moscú podría ser la sede del encuentro. Éstos serían los tres líderes religiosos que propondríamos: al rabino Alon Goshen Gottstein, al líder espiritual Desmond Tutú y al Papa Francisco I, obispo de Roma.
Ellos, con los aires y presencia del Espíritu Santo, consideramos, podrían sentar las bases para lograr la consecución de los acuerdos que podrían llevar a la disposición de las partes para negociar posiciones, puntos de vista, vías y acuerdos sobre la finalización del conflicto que, en el hoy, se sufre en estos lugares, comunidades y contingentes de ya millones de seres humanos. Y, con ello, construir y hacer el camino para conseguir y construir la Paz.
Elaboré y entregué mi colaboración el martes por la mañana, por lo que se pudieron dar cambios en las situaciones, temas, lugares y personajes de los hechos referidos y/o del propio contexto, pero reiteraría mi deformación ortegasiana de que “Yo, soy Yo y mis circunstancias…”
Víctor Bacre