No hay día que no llegue, ni plazo que no se cumpla. Ayer tuvo lugar la esperada cita electoral, la antesala al nuevo mapa político y futuro de México. Una fecha donde millones de mexicanos participaron activamente en la definición de su destino, depositando su voto en las urnas, mientras que para otros la desesperanza fue más fuerte y su voto fue el abstencionismo.
Pero lo hecho, hecho está, y será cuestión de tiempo para comenzar a ver los efectos e impactos de la nueva conformación política y del poder en nuestro país, comenzando por las inconformidades de los partidos con los resultados y muy probablemente la judicialización de las elecciones en distintas partes del país.
Serán tiempos de mucha tensión e incertidumbre ya que además de los conflictos postelectorales, en menos de dos meses, concretamente el 1º de agosto, tendrá lugar la llamada consulta contra los expresidentes pero que en realidad da lugar a iniciar un proceso de esclarecimiento sobre todas las decisiones políticas tomadas por los actores políticos en los años pasados, lo cual incluiría ya los dos años y medio de esta administración. Y por si fuera poco después de estas elecciones inicia el periodo de sucesión presidencial.
El tiempo pasa y los gobiernos tienen menos años para cumplir lo prometido y culminar lo suyo, el tiempo pasa y apenas se han vacunado a 23 millones de mexicanos y solo 13 millones con la dosis completa en un país de 126 millones de habitantes. ¿Qué sigue?
Hay que reconocer que vivimos una angustia colectiva y que todos nos hemos visto orillados a lidiar con la incertidumbre, el miedo y la ansiedad. No es un tema menor, no estamos acostumbrados a tanto cambio ni a sentirnos tan vulnerables.
Dicho sea de paso, estamos bombardeados de información que nos hace dudar respecto a lo que es real y lo que no, en un momento en el que nuestros miedos y aspiraciones se manipulan fácilmente. Esta avalancha de información (mi pan de cada día), puede hacernos confundir el sentido de nuestra vida.
En ese sentido el psicólogo y especialista en ansiedad, Juan Lucas Martín, me comentaba en entrevista que esta crisis puede ser una oportunidad para ver lo que no veíamos y para hacer consciente lo que antes era invisible. El asegura que la llamada “normalidad” antes de la pandemia, tampoco era “tan normal” y que la crisis vino a desactivar la anestesia emocional y de conciencia en la que vivíamos.
El especialista sugiere que, ahora más que nunca, no debemos engancharnos con las situaciones que no están en nuestras manos resolver, y que debemos tener humildad para aceptar lo que no podemos controlar y participar activamente en las que sí podemos resolver y nos competen haciéndolo además sin juzgarnos en el camino. Siempre ha existido la violencia, el racismo, la enfermedad, las pérdidas, la injusticia; la diferencia es que hoy todos hemos expandido nuestra conciencia a partir de las experiencias que esta pandemia nos ha hecho atravesar y esto puede ser muy positivo.
Ante un panorama como el que México nos presenta, con enormes retos, pero también con un mar de posibilidades, es importante que cada uno nos convirtamos en protagonistas de nuestra historia. Hagámonos cargo de aquello que nos causa molestia y recuperemos nuestro poder creativo. Ojalá alcancemos a entender que todo aquello que sentimos, pensamos, y hacemos, positivo o negativo, tiene un impacto en nuestro cuerpo, nuestras vidas y la de aquellos que nos rodean.
La buena noticia es que está en nuestras manos hacer un mundo mejor, conectando mejor con nosotros mismos y conectándonos con aquellos que nos rodean.
Que gran oportunidad la que enfrentamos.
Verónica Sánchez
@VeroSanchez_TV