Los tacos de carnitas más deliciosos que he probado los comí en Huandacareo, Michoacán, durante un viaje inolvidable que hice con mi hijo.
Si bien los tacos de carnitas son ricos ya de por sí, en ese rincón de nuestro México tienen un sabor especial.
Al ver la serie Las crónicas del taco en Netflix es inevitable que, al evocar el sabor de los tacos, se “haga agua la boca” o se salive como en los experimentos de reflejo condicionado que realizó Iván Petróvich Pávlov.
La serie es digna de verse, la fotografía, las entrevistas y las recetas hacen honor a este delicioso alimento.
Es interesante conocer la historia de los tacos de carnitas y saber que su origen se remonta a los tiempos de la conquista.
Si investigamos más, encontramos que la domesticación del cerdo se registra miles de años antes de Cristo y después de la Edad Media los cerdos se dividieron en tres especies distintas.
La especie asiática, de cuerpo corto y grueso; la nórdica, de cuerpo alargado y extremidades altas; y la mediterránea, una mezcla de las dos anteriores.
Ésta última viajó a Cuba y de ahí al continente americano con Cristóbal Colón, mientras que la asiática y la europea llegaron a México en las embarcaciones de Hernán Cortés.
Al reproducirse libremente en estas tierras dieron origen a los cerdos criollos.
El taco de carnitas nació la tarde de agosto de 1521 cuando el imperio azteca fue derrotado por los españoles, quienes, para festejar, ordenaron que se sacrificaran y prepararan algunos cerdos traídos desde Cuba.
En el libro Cocina mexicana o historia gastronómica de la ciudad de México (Editorial Porrúa, México, 1979, 362 pp.) del escritor y cronista mexicano Salvador Novo afirma lo siguiente:
“¿Cuál fue la minuta de aquel primer banquete español en México? Bernal Díaz no cuidó sino de indicarla: de Cuba habían llegado cerdos.
La manteca hacía pues su entrada triunfal y chirriante aquí donde no se conocían las frituras. Los mexicanos miraban sorprendidos a aquel extraño, gordo animal que siempre dormía: cochi, dormir.
El cerdo español recibiría su nuevo nombre mexicano de cochino, el que duerme”.
“Llegó también vino para el regalo de los triunfales conquistadores, para alegría de su banquete en Coyohuacan.
Cerdo y vino; carnitas en taco, con tortillas calientes. Aun no llegaba seguramente el pan de trigo”.
Finalmente, a falta del pan de trigo con el que los españoles acostumbraban acompañar la carne, los tlaxcaltecas llevaron su pan de maíz —las tortillas— y así se originó este platillo que el próximo agosto cumplirá quinientos años de existencia.
Desde entonces, esta alianza gastronómica llegó para quedarse como nuestro platillo mexicano por antonomasia.