La palabra Antropoceno fue acuñada por el químico neerlandés Paul J. Crutzen (ganador del premio Nobel de química en 1995) y Eugene F. Stoermer (biólogo estadounidense que venía empleando el término desde 1980).
Se hizo popular en el año 2000 cuando la utilizaron para designar una nueva era geológica en la que se plantea que la Tierra ha sido dominada por la actividad humana.
El hombre se ha convertido en un agente de cambio medioambiental global, de manera que lo que haga o deje de hacer va a influir directamente en el funcionamiento de nuestro planeta.
En el libro Antropoceno: La política en la era humana (Taurus, 2018, Barcelona, 256 pp.), el autor Manuel Arias Maldonado señala que “Para el sociólogo Bruno Latour, nos encontramos ante el concepto filosófico, religioso, antropológico y político más decisivo de nuestro tiempo”.
Desde su aparición, el término ha generado diversas reflexiones, debates e investigaciones que buscan determinar si el concepto es geológico o cultural.
Especialistas de varias disciplinan tratan de explicarlo desde su óptica, pero la discusión ha salido del ámbito académico y ha captado el interés público; se ha convertido en un debate que tiene implicaciones culturales.
También se discute acerca de las fechas en que surge esta nueva era; en 2015, algunos expertos se pusieron de acuerdo y dieron razones científicas e históricas para señalar que el Antropoceno inició en el año 1945.
Es innegable la influencia que ha tenido el ser humano en los cambios que está sufriendo nuestro planeta.
La industrialización, el consumo excesivo, la explotación de recursos naturales, la generación de materiales contaminantes, los sistemas políticos, el capitalismo, etcétera, han dejado una fuerte huella que ha provocado una transformación en la forma o estructura de la Tierra y en su evolución.
El proceso es tan acelerado que algunos científicos hablan de la sexta extinción ya que hemos puesto en un gran riesgo la biodiversidad y para muchos especialistas el hombre es una plaga para la biósfera.
Finalmente, si es tan fuerte la influencia que tiene el ser humano en el futuro del planeta, si nos hemos convertido en agentes de un cambio geológico tan significativo y si queremos conservar nuestro mundo y su biodiversidad, es urgente, además de reflexionar, emprender acciones y formar a las nuevas generaciones para amar, cuidar y conservar la Tierra, porque esta esfera azul es el único planeta que tenemos para vivir.