Política

Invertir en Centroamérica: el camino hacia la estabilidad

Por Daniel Millán


Las migraciones humanas son un fenómeno que ha marcado a nuestra especie. La Historia ha atestiguado durante milenios los desplazamientos de personas y pueblos a través continentes y océanos, tradicionalmente en busca de un mejor destino.

México tiene sus raíces en los pueblos originarios, pero también en las migraciones españolas, africanas y otras que les siguieron. Nuestro país ha sido receptor de migrantes -orgulloso de su tradición de asilo- y también origen de emigraciones periódicas, particularmente hacia Estados Unidos, donde nuestra diáspora ha enriquecido a la sociedad, economía y cultura locales.

Además de ser origen y destino de migración, México se ha convertido crecientemente en zona de tránsito de migraciones masivas. En los últimos años, nuestro país se ha vuelto el paso obligado de centenares de miles de personas con destino a Unión Americana. Se trata de mujeres, hombres y, cada vez más, menores de edad, provenientes de diversas latitudes, notablemente de El Salvador, Guatemala y Honduras, que huyen de la pobreza y violencia en esas hermanas naciones, hoy además afectadas por la pandemia de COVID-19.

Dos son las premisas que guían la visión y la acción de México en materia migratoria, incluyendo, por supuesto, la relacionada con los flujos provenientes de Centroamérica. Primero, nuestro país favorece, como lo establece el Pacto Mundial de Marrakech, una migración segura, ordenada y regular, con respeto a los derechos humanos. Segundo, como lo ha establecido el presidente Andrés Manuel López Obrador, las migraciones son regularmente fruto de la falta de oportunidades en las comunidades de origen.

Atendiendo esas premisas y bajo el liderazgo del canciller Marcelo Ebrard, México impulsó con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y con otras agencias de la ONU, un Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica y el Sur de México. Este Plan promueve programas y proyectos para impulsar el desarrollo económico y el bienestar social.

México está predicando con el ejemplo. Con recursos propios, nuestro país financia los programas “Jóvenes Construyendo el Futuro” y “Sembrando Vida” en El Salvador y Honduras. Algunos críticos han apuntado a que los programas son insuficientes. Ciertamente lo son, pero se trata de un esfuerzo inédito que, gracias al trabajo y talento de la Amexcid y la diplomacia mexicana en la región, está rindiendo frutos. Con transferencias directas, México apoya miles de empleos de personas que, al tener oportunidades en casa, tienen por primera vez la opción de quedarse en sus países de origen y evitar migrar junto con sus familias, bajo condiciones especialmente riesgosas.

México plantea esta oportunidad en el entorno internacional y, de manera especial, a Estados Unidos: hacer un frente común para impulsar, con oportunidades, el desarrollo en Centroamérica, y así atender de raíz el fenómeno migratorio. Invertir, según las capacidades, en el desarrollo en esa región. Esta visión está detrás del llamado que recientemente realizó el presidente López Obrador al presidente Biden para apoyar el programa “Sembrando Vida” en Centroamérica.

México no ha renunciado a la gestión del fenómeno migratorio en su territorio. Nuestras fuerzas federales tienen que cumplir con sus obligaciones legales, como el rescate de personas migrantes, muchas veces víctimas de los traficantes, y la de proteger a los menores de edad no acompañados. Migración legal, segura y ordenada.

Pero México tampoco renuncia a su visión de que el reto migratorio nunca se podrá solucionar si no es con oportunidades. Experiencias históricas como la del Plan Marshall, mediante el cual se invirtieron 13 mil millones de dólares (más de 130 mil millones de dólares a valor a actual) para la reconstrucción de la Europa de la posguerra, demuestran cómo a veces inversiones focalizadas pueden promover el desarrollo, reducir migraciones y brindar estabilidad. Por humanidad, pero también por atender de una vez por todas un foco de inestabilidad en la región, ¿acaso no podríamos y deberíamos replicar ese modelo en Centroamérica? México piensa que sí.

* El autor es Jefe de la Oficina del Secretario de Relaciones Exteriores

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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