Dicen los historiadores modernos que la historia de México ha sido manipulada y que algunos datos pueden no ser muy exactos. Por ejemplo, acerca de la Independencia, nadie le reconoce su intervención a don Agustín de Iturbide.
Discurriendo hace unos años por la ciudad de Córdoba, Veracruz, frente a la plaza de la Constitución, me enteré que en la antigua casa Zevallos, ocupada después por las “Casas Consistoriales”, se reunieron en 1821 el virrey español don Juan O’Donojú y el criollo don Agustín de Iturbide, para firmar los Tratados de Córdoba, que dieron fin a las guerras de nuestra independencia. En su interior, casi en ruinas, sobre el corredor que da al patio interior, unos cuadros de azulejos conmemoran el olvidado suceso. “Después de oír misa juntos, el Generalísimo Dn. Agustín de Iturbide , jefe del Ejército Trigarante de Méjico, y Su Excelencia el Virrey de Nueva España, encamináronse a este recinto, cruzándose estas palabras: ‘Creo que será fácil cosa que desatemos el nudo sin romperlo.’ Consumándose así la Independencia de Méjico en esta casa el 24 de agosto de 1821”
tra placa de azulejos en el mismo patio informa: “En estos patios alojáronse por siete días, la muy leal guardia virreinal de su Excelencia don Juan O´Donojú, Virrey de Nueva España, el año de 1821.”
En la República Mexicana, caído de la gracia el Gral. Agustín de Iturbide, tan sólo los cordobeses hacen fiestas anuales para celebrar la consumación de nuestra independencia en su pueblo. Hay que dar “honor a quien honor merece”.
Seis años antes, en plenas luchas insurgentes, el virrey don Félix Calleja ofrecía un indulto a los insurgentes. Un indulto que ofrecía una paz, pero una paz parecida a la de los sepulcros, no una paz fecunda y libre. Un llamado a que depusiéramos las armas pues el yugo de la opresión era llamado “bueno”;; a la obediencia servil , “honor y lealtad acrisolada”, y a la fuerza de las armas: “protección del Dios de los Ejércitos”, como si Dios tomase partido por los sobornos e injusticias.
Hoy nos llamamos libres. Luchemos por permanecer así. Viva México.