En el marco de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 hemos podido apreciar y confirmar que el futbol es un deporte que, a pesar de la disputa respecto a su origen, une a ciudadanos de todo el mundo alrededor de los valores comunes de una pasión que nos permite contrastar y apreciar las formas en que el deporte es jugado y entendido en diferentes partes del orbe. Todos disfrutamos atestiguar y gritar un gol e incluso buscar consuelo con los amigos, familia y compatriotas tras una derrota; de niños cualquier objeto era un potencial balón que podía ser pateado para transformarnos en nuestro jugador favorito frente a una afición invisible. ¿Cuántos jugadores profesionales no han relatado esa historia del inicio de sus carreras que nos identifica con ellos? -Claro, hasta que todos nos lastimamos la rodilla-.
Otro elemento que nos une y que refleja el espíritu de nuestro contexto lo encontramos en los elementos tecnológicos que han trascendido al mundo de los hogares inteligentes, de los múltiples y crecientes metaversos e incluso de nuestros trabajos para ser introducidos en este Mundial. Todos pudimos ver la foto de los balones siendo “cargados” antes del partido como si se trataran de dispositivos electrónicos, así como la introducción de un VAR más refinado diseñado para disminuir sustancialmente las omisiones arbitrales. Sin embargo, a pesar de las grandes contribuciones y potencial de estasaplicaciones, también pudimos presenciar la toma de decisiones bastante controversiales que parecen reducir al futbol a un juego de pixeles como se verificóa través de las tomas del balón sobre la línea en el juego de Japón contra España, así como de los numerosos fuera de lugar marcados porque una parte del cuerpo del delantero superaba de forma apenas distinguible la línea referencial. De esta forma, el árbitro, guiado por los algoritmos, actúa más como un juez inflexible dentro de un sistema judicial rígido que un moderador del juego en el marco de las reglas que hemos dominado desde niños.
La neutralidad y frialdad de la tecnología es visto en muchas industrias como calificativos deseables, pero ¿lo son para la evolución de nuestro futbol? Imaginen que sería de las historias y leyendas que emergieron de jugadas como el polémico gol en la final de la copa del mundo de 1966 que consolidó a jugadores de la talla de Gordon Banks y Bobby Charlton, y que, por supuesto, sigue generando discusiones por parte de aficionados de diferentes generaciones. Claro, no debemos ignorar que también las nuevas tecnologías traen oportunidades para mejorar la experiencia de la afición a través de la mejora del sistema de generación y administración de boletos que a su vez garanticen la seguridad de personas de todas las edades en los estadios, mejorar las experiencias fuera de la cancha en el mundo real y virtual para las generaciones venideras de aficionados que serán, ciertamente, nativos digitales, y, por supuesto, en el establecimiento de parámetros que nos permitan seguir disfrutando de este juego que hermana al mundo.Un hecho que debe ser considerado e insertado en la agenda por los organizadores de la siguiente Copa del Mundo Canadá/Estados Unidos/México 2026.
Israel Cedillo Lazcano